"La familia de Jesús" X Domingo TO

Fr. Diego Rojas
Fr. Diego Rojas
Casa Natalicia San Vicente Ferrer (Pouet de Sant Vicens), Valencia

El evangelio del X domingo del tiempo ordinario ciclo B, en juego con las dos lecturas correspondientes, refiere a Satanás, Belcebú, al mentiroso por excelencia y las limitaciones de nuestra condición humana, pero también a la gracia y al Espíritu que acude en nuestra ayuda para contrarrestar esas limitantes. Temas interesantes, profundos y con mucho para abundar. Sin embargo, me resulta más llamativo e interesante en esta ocasión el paréntesis que hay en la estructura del pasaje del Evangelio. Marcos empieza en este pasaje haciendo alusión a la familia de Jesús, que se preocupa por las “locuras” que él estaba haciendo, y termina el mismo pasaje poniendo en boca de Jesús la aclaración sobre quienes son su familia.

Y es que el comprometerse con el cristianismo con coherencia y apertura nos introduce en una dinámica relacional que nos invita a asumir a los demás como nuestra familia, en tanto que nos reconocemos hijos de un Padre común. Este criterio relacional hace asequible, alcanzable el mensaje del Evangelio a muchos pues presenta la cercanía de Jesús quien se ofrece como familia nuestra. Claro, el ofrecimiento, no es del todo incondicional: “El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre”. Y ese cumplir, sabemos que no es regirse solo por la ley, cumplir los mandamientos por motivación legalista. Es adherirse al mayor de los mandamientos que es el amar a Dios y al prójimo. Eso es lo que posibilita entablar esa relación de familiaridad. Que dicho sea de paso, supone una intimidad, una vulnerabilidad, unos lazos afectivos y efectivos intensos y difíciles de romper.

Llamativo resulta también que al principio del pasaje solo hable de madre y hermanos. Pero luego en boca de Jesús además de la madre nombre a hermanos y hermanas. ¿Precursor del leguaje inclusivo de género? Sin duda inclusivo sí, como todo el mensaje del Reino. El mensaje de fraternidad del Reino, entiéndase la voluntad de Dios, es para todos y todas. Obviamente este detalle es muy significativo en la cultura y tiempo de Jesús donde la discriminación por género era un tema bien serio.

Así pues, en contraposición al poder del mal que divide y confunde personificado en el diablo, satanás o el nombre que se le quiera adjudicar, la unión de todos en una familia sería la concreción, que va más allá de una personificación, del Reino y sus valores.