El arte en la vida de la Orden de Predicadores

El ser humano siempre ha buscado la manera de expresarse por diversos medios: lenguaje, música, escritura, gestos, dibujos, pintura, etc. Algunos se han conservado a lo largo del tiempo y otras lamentablemente se han perdido, pero aun así se sigue buscando manifestar en diversos ámbitos esa forma de expresarse. De igual manera muchos artistas han querido representar un sentir espiritual, ya sea en lienzos, escritos o música, y la Orden de Predicadores no es la excepción. Desde sus inicios se sabe que santo Domingo motivó a los frailes a estudiar no solo teología y filosofía, sino también las distintas ciencias y saberes como es el arte, que ayudan a dar respuesta del misterio de Dios.

Muchos frailes por medio del arte iniciaron una nueva predicación, a partir de una iconografía que representaba a santo Domingo y su relación especial con Cristo, así como la vivencia de su caminar apostólico. Para eso utilizaron diferentes simbolos y, creando una teología que los identificaría como la Orden de Predicadores, surgieron los escudos y emblemas que hasta hoy se conocen. Algunos frailes a través del tiempo se dedicaron a dejar plasmada la figura de santo Domingo, aunque no tanto como una figura fiel a su físico, sino más bien para plasmar su espiritualidad. Entre ellas, una de las más conocidas es sentado con un libro estudiando y una estrella en su frente.

Poco a poco el arte dominicano fue desarrollándose a lo largo del tiempo: podemos hablar de fray Angelico, que nos expone distintos acontecimientos bíblicos, como el jardín del Edén o la anunciación de la Virgen MarÍa, cuadros que poseen armonía y sobre todo una espiritualidad dominicana. ¿Pero por qué es importante el arte en este sentido? Anteriormente se expresó que el ser humano busca representar lo vivido; cuánto más querer dar a conocer lo que se ha contemplado en la oración, en la comunidad y, por qué no, hasta en el mismo compartir del silencio de Dios...

En la actualidad existen muchos cuadros de la antigüedad que poseen un valor no solo económico, sino un valor espiritual tan grande por ser únicos en el mundo. Pero la Orden de Predicadores sigue su caminar en su predicación y por ende no abandona la sensibilidad del arte. Existen frailes, monjas, religiosas dominicas en todo el mundo que siguen predicando desde el arte y expresan esa nueva mirada del mundo actual ante una espiritualidad propia que los caracteriza como Orden religiosa, pero sobre todo con mirada a una teología meditada, vivida y compartida.

Todas estas obras plasmadas en diferentes momentos no se pueden ver solamente como un recuerdo del pasado o un objeto de valor por técnica, trazo, etc., sino también como un sentir, el fruto del estudio, de una oración encarnada en contemplar y dar lo contemplado, de una vivencia en comunidad, pero sobre todo de una predicación que nos lleva a Cristo mismo.