Cinco enseñanzas de la encíclica 'ecologista'


La publicación de 'Laudato Si' ha sido una de las más esperadas este año a nivel mundial; que el papa decidiera escribir una encíclica 'ecologista' suscitaba muchas expectativas. Tras una primera lectura del texto se pueden extraer varias conclusiones.

1. No dice nada nuevo...
A pesar de sus 246 párrafos, la encíclica 'sobre el cuidado de la casa común' no aporta ninguna idea que no hayamos podido leer antes en muchos otros lugares. Con estar un poco atento a la realidad y ser una persona que trata de mantenerse informada, muchas de las afirmaciones de la encíclica resultan de sobra conocidas. Nunca está de más recordar las evidencias científicas que apuntan a la acción humana como uno de los principales factores causantes del calentamiento global, como asimismo es muy oportuno recordar la fundamentación teológica del respeto a la Creación.

2. ...pero es muy importante que el Papa lo escriba
Por su influencia, por su calidad de líder religioso, espiritual y político, por la buena reputación de que ha disfrutado desde que fue elegido en el cónclave. Hasta la fecha, muchos movimientos ecologistas eran vistos como 'antisistemas', como 'hippies', y otros calificativos despectivos. Sin embargo, el papa reconoce los aportes y la entrega históricos del movimiento ecológico mundial (n.166). A partir de ahora, la 'ecología integral' se convierte en parte del Magisterio de la Iglesia; al menos, debería hacer que muchos católicos nos replanteáramos nuestra actitud hacia la Creación.

3. Hablar de la Creación es hablar del ser humano
El subtítulo de 'Laudato Si' es 'sobre el cuidado de la casa común'. No se habla de medio ambiente, sino de casa. La naturaleza es nuestra casa, y como tal debemos cuidarla. En ella vivimos y a través de ella podemos admirar y contemplar a Dios (“Todo el universo material es un lenguaje del amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia nosotros”,n.84). En el concepto de 'ecología integral' se incluye no sólo la preocupación por las grandes reservas de la biodiversidad, sino las propias ciudades y su vertebración.

4. Piensa globalmente, actúa localmente
Este lema, acuñado por los movimientos antiglobalización de finales del XX y principios del XXI, bien podría aplicarse a muchas de las propuestas que Francisco desliza en su encíclica. En primer lugar, ese pensamiento global no es solo geográfico. De hecho, el papa recuerda que “el tiempo es mayor al espacio” (n.130). Advierte contra la fragmentación de los saberes y cómo la ciencia debe asumir también los conocimientos de “las demás áreas del saber, incluyendo la filosofía y la ética social” (n.110). Al mismo tiempo, llama la atención sobre cómo la Amazonía se cuida mucho mejor por sus propios habitantes y sobre lo importante que es que cada campesino tenga derecho a una tierra que le permita vivir dignamente. Ante situaciones injustas, destaca la organización espontánea de las personas, como la que se puede brindar al convertir un barrio empobrecido de una ciudad en un lugar acogedor. Nunca hay que despreciar lo bueno, por pequeño que sea: “¡Basta un hombre bueno para que haya esperanza!”(n.71).

5. Es necesario cambiar el rumbo
En el último siglo hemos llegado a una situación insostenible que pone en peligro la vida no ya del ser humano, sino la vida sobre la Tierra en general. Y el asunto es muy serio: “En este sentido se puede decir que, mientras la humanidad del período post-industrial quizás sea recordada como una de las más irresponsables de la historia, es de esperar que la humanidad de comienzos del siglo XXI pueda ser recordada por haber asumido con generosidad sus graves responsabilidades” (n.165).

La encíclica 'Laudato Si' está disponible en español en el siguiente enlace http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html