Barramos al estilo de san Martín de Porres

Tan común es una escoba que pasa desapercibida y por mucho tiempo guardada en el último trastero de la casa, pero cuando necesitamos barrer es nuestra mejor aliada.

San Martín de Porres ha sido, por siglos y siglos, llamado fray Escoba, y cada año, el 3 de noviembre, hacemos memoria de su vida. Volvemos a hablar de su vida, llena de humildad y caridad. Su santidad no la consiguió sacando de vez en cuando la escoba. El mulato dominico había hecho de su escoba lo que un libro es para el académico, lo que un ritual es para un liturgista, lo que un instrumento es para un músico, lo que un pincel es para un artista… su escoba era parte de su hábito dominicano.

Con mucha certeza, san Martín, obediente a las palabras del salmo 77, 7, «y medité de noche en mi corazón, y me ejercitaba, y escobaba mi espíritu», tomaba entre sus manos su escoba y, mientras limpiaba el convento dominicano, dejaba que Dios escobara su corazón.

¿Qué claves descubrió en su escoba? Martín barría con gran alegría el convento dejándolo ordenado y bello, y no solo beneficiaba al edificio, sino también a su comunidad. ¡Cuánto nos alegramos de estar en un lugar ordenado y bello! Aquellos frailes se beneficiaron de aquella simple acción. Sin embargo, Martín fue más allá del ornato y la belleza, ya que ambas cosas son condiciones de pureza (cf. Mt 12, 44; Lc 11, 25).

Cuanto más barremos el corazón de orgullos, vanidades, vanaglorias; cuanto más sacamos la basura de nuestro corazón y atendemos al Evangelio, «¿acaso no enciende una luz, barre la casa y busca con diligencia hasta encontrarla?» (Lc 15, 8), entonces encontraremos la dracma de la humildad y llamaremos a los que estén a nuestro lado para que se alegren con nosotros, porque habremos embellecido nuestro corazón.

Fray Martín de Porres, llamado el santo de los pobres, de los humildes, de los enfermos… es también y, sobre todo, el santo de los dominicos. ¿Cuántos hombres y mujeres que han vestido el hábito dominicano han incidido en nuestra espiritualidad? Alguno de estos hermanos y hermanas han sido: Fr. Tomás de Aquino, Catalina de Siena, Fr. Guido di Pietro (fra Angelico), Fr. Francisco de Vitoria, Fr. Enrique Lacordaire, etc. Nuestro hermano lego, donado, terciario, nos sigue recordando que debemos aprender a escobar nuestra vida para hacer de nuestros conventos lugares auténticamente alegres por la belleza. ¡Saquemos de nuestro trastero la escoba y que empiece la limpieza!