Beato Fray Jacinto María Cormier

Fr. Jesús García Trapiello
Fr. Jesús García Trapiello
Convento Santo Tomás de Aquino, Sevilla

La Orden Dominicana está estructurada de forma piramidal: frailes, conventos, provincias y la Orden, con sus superiores elegidos en cada nivel. En su última instancia actúa el conocido como Maestro de la Orden.

"El Maestro de la Orden, por ser sucesor de Santo Domingo, es el prelado propio e inmediato de todos los frailes, conventos y provincias" (LCO 396). A lo largo de su existencia, la Orden ha sido dirigida por 86 Maestros.

Uno de los más eminentes fue el Fray Jacinto Mª. Cormier (1832-1916). Francés de origen, entró en la Orden siendo ya sacerdote y desarrolló diversos cometidos importantes: secretario del Maestro, formador de novicios, prior conventual, provincial y Maestro de la Orden (1904-1916). Si bien destacó en cada encargo, brilló sobre todo como Maestro, en particular por su interés por la buena formaci6n de los dominicos, de acuerdo con el espíritu del Fundador de la Orden, Santo Domingo, quien no dudó en enviar sus primeros frailes a estudiar a París y Bolonia, convirtiendo la preparación intelectual en santo y seña de su Orden. "Santo Domingo, con no pequeña innovación, insertó profundamente en el ideal de su Orden el estudio dirigido al ministerio de salvación" (LCO 76). La sintonía de Cormier con este ideal quedó evidenciada, sobre todo, en la atención que dedicó a los dos centros de estudio más emblemáticos de la Orden: en Roma y en Jerusalén.

La Orden tenía en Roma, desde la Edad Media, el Colegio de Santo Tomás para la formación de los dominicos. Cormier estimuló su desarrollo y logró que fuera promovido a Ateneo Pontificio Anqelicum, con equiparación de sus grados académicos con los de las Universidades Cató1icas (1908). Sería elevado a Universidad Pontificia en 1963. Por su parte, el dominico Marie-Joseph Lagrange había fundado en Jerusalén un centro superior de estudios bíblicos (1890), que no tardaría en convertirse en referencia para la ciencia bíblica. Su objetivo era investigar la Biblia en profundidad, con criterios técnicos y aplicando lo positivo del método crítico-literario de los biblistas alemanes (protestantes), adalides en la materia. Este enfoque de la Biblia suscitó convulsión en los ambientes cató1icos tradicionales, con oposición fuerte y críticas a Lagrange. Su eco repercutía en la dirección de la Orden. ¿Qué hacer? Cormier actuó con toda prudencia, salvando y animando la labor científica de la Escuela de Jerusalén y evitando posibles excesos. Lo demuestra su prolífica correspondencia epistolar con Lagrange. He contado 91 cartas que le escribió; la última fue el 30 de agosto de 1916. Unos meses más tarde murió (17-XII). Su actuación logró el éxito deseado.

San Pío X decía de él que era "el Santo de Roma". De hecho fue beatificado por Juan Pablo II el 20 de diciembre de 1994. Su cadáver yace en la iglesia de la Universidad de Santo Tomás de Roma, Angelicum.