La Misión Dominicana

La Misión Dominicana

Fr. Salvador Becoba Raso
Fr. Salvador Becoba Raso
Real Convento de Predicadores, Valencia

La misión, en la perspectiva religiosa cristiana y como familia dominicana, es darse a los demás sin esperar nada a cambio. Es un vivir con Cristo y reconocer en el prójimo otro yo.

El verano de 2019 tuve la suerte de compartir con las voluntarias de Selvas Amazónicas, Carmen Calama y Patricia Rosety, la misión en la casa llamada San Martín de Porres, en Malabo (Guinea Ecuatorial). Desde el 2016 gente como tú y como yo ha pasado por la misión. Paqui, Santi, Teresa y las dos citadas arriba han vivido el llamado «Verano Útil», en el cual los voluntarios y los nativos todas las mañanas desde las ocho hasta las doce trabajaban con los niños y jovencitos en las actividades.

Un mes intenso lleno de ilusiones, cansancio, fatiga, amor, sol, lluvia y trabajo duro. Todas las mañanas los niños y jóvenes venían con muchas ganas de aprender todo lo que los monitores les enseñaban. Había varios niveles: la guardería, guiados por María y otros más, los de Primaria, ESBA y Bachillerato. Siendo el verano la época de lluvia en la isla, los niños se superaban cada mañana y llegaban casi siempre los primeros, incluso antes que algunos monitores. Los alumnos, cargados de energía para recibir, y los monitores, para dar lo mejor de sí.

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Todos los días desde las ocho hasta las diez y media había clases normales, y después una pequeña pausa para el recreo. A partir de las once empezábamos con las actividades variadas o complementarias, juegos lúdicos, donde los protagonistas eran ellos (niños y jovencitos). En la segunda hora los monitores nos las debíamos ingeniar para que no se repitieran las dinámicas. Solo se repetían cuando no se habían acabado las del día anterior.

Yo disfrutaba por la sencilla razón de que los que formé en años anteriores durante el verano pasado trabajamos juntos como monitores, y eso me dio mucha alegría en el corazón. Como dice Mt 10,7-15, «Gratis habéis recibido, dad gratis».

El día de Nuestro Padre Santo Domingo, el ocho de agosto, todo el día lo pasamos con mucho entusiasmo, y sobre todo en familia. Los frailes, voluntarias, monitores y alumnos lo disfrutamos con mucha intensidad.

Las tardes libres nos íbamos al colegio La Almudena para estar con los peques, niños y niñas, que te llenan de alegría con su sonrisa.

Queridos, si queréis tener una buena experiencia, sed en algún momento de vuestra vida misioneros.