Dios vino al mundo
Cuando se acercan estas fechas de fin de año en las que recordamos y celebramos el natalicio de nuestro Señor Jesucristo, no se pasa por alto ningún elemento propio de este tiempo: el árbol de navidad, la cena navideña, el encuentro con nuestros familiares, los regalos, el “espíritu navideño” que tanto se menciona, etc. En general, se vive un ambiente cargado de alegría. No obstante, no todo es alegría en el mundo, no todo es risas y celebraciones en estos últimos días del año.
Hace algún tiempo, específicamente en el 2019 conocí las obras de arte de un pintor miembro de una orden monástica de la iglesia episcopal, su nombre es Kelly Latimore, es norteamericano, su arte está basado en la realización de íconos que tienen el estilo y la técnica de los íconos de la iglesia ortodoxa, pero con personajes o realidades actuales; de todos los iconos que ha realizado resaltan dos: el primero lleva por nombre “Mama”, el segundo tiene el título de “Refugees: La Sagrada Familia”, este último tiene una historia de fondo.
Dios vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura
Resulta que Latimore conoció a un guatemalteco que cruzó Estado Unidos de forma ilegal, sin embargo, en el camino fallecieron su esposa e hijo, pero él de manera inquebrantable llegó a dicho país. Latimore al oír su desgarradora historia quiso plasmar esa experiencia en uno de sus íconos dando como resultado su obra Refugees: La Sagrada Familia, en ella podemos ver a dos personas huyendo con un niño en brazos, se ve en sus rostros reflejada la preocupación, el no saber que hacer más que huir y buscar un lugar más seguro, un lugar donde estén fuera de peligro.
Personalmente el ícono me impresionó, porque es la situación que se vive en muchos países de América e incluso aquí en Europa. Hay muchas personas que huyen horrorizados por guerras, por amenazas, buscando un mejor futuro para ellos o para sus familiares, tanto es el afán que prefieren tomar el riesgo que implica salir de sus países para tener un futuro esperanzador.
La familia de Jesús conoció muy bien este problema. Huyeron a Egipto buscado, en primer lugar, salvaguardar la vida de Jesús. Que ironía que El Salvador del mundo, aquel que nos redimió y nos libró de nuestros pecados, el que nos salvó, se abajara tanto en Belén encarnándose en un niño indefenso que fue perseguido por la muerte desde su nacimiento pero que fue resguardado en una familia.
En esta celebración de navidad y fin de año, pidamos por la familia, por los niños, por los pobres, por aquellos sin techo, por aquellos que huyen, pidamos por los más desfavorecidos, por aquellos que en noche buena no tendrán que comer. Que Dios todo poderoso los bendiga.
Para finalizar quiero mencionar algunas palabras que dijo el papa Francisco en la misa del 24 de diciembre del 2020 “¿Por qué nació en la noche, sin alojamiento digno, en la pobreza y el rechazo, cuando merecía nacer como el rey más grande en el más hermoso de los palacios? ¿Por qué? El Hijo de Dios nació descartado para decirnos que toda persona descartada es un hijo de Dios. Vino al mundo como un niño viene al mundo, débil y frágil, para que podamos acoger nuestras fragilidades con ternura”.