DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO - Un Rey sufridor

DOMINGO XXXIV DEL TIEMPO ORDINARIO - Un Rey sufridor

Fr. Néstor Rubén Morales Gutiérrez
Fr. Néstor Rubén Morales Gutiérrez
Convento di Santa María sopra Minerva, Roma
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Ofensas, insultos, ironías… todo esto lo encontramos en el evangelio de Lucas que nos narra los últimos momentos de Jesús en la cruz. ¿Qué Dios es este que no se puede salvar a sí mismo y quién es este rey cuyo trono es la cruz? Para muchos solo era la muerte de un crucificado más, para otros era la revelación de Dios entregando la vida por nuestra salvación; para la mayoría era un falso rey, para los que le seguían era el Rey glorificado en la cruz.

 ¿Cómo puede un rey omnipotente dejarse crucificar y dejarse morir? Y es que solo un Dios omnipotente puede dejarse afectar por el dolor de la cruz, porque al hacerlo no pierde nada de su poder: el poderío de Dios, su omnipotencia, es la bondad con que se entrega. Jesús en la cruz no es atrapado por el sufrimiento, sino que se deja libremente alcanzar por él. No sufre como la criatura, por deficiencia en el ser; sufre por amor y en su amor, que es la superabundancia de su ser.
crucificado

Ese ser de Dios es el que salva al otro malhechor: «Acuérdate de mí cuando estés en el paraíso». Un rey sufridor como Jesús nos sigue demostrando que es posible la bondad y el bien, incluso en las condiciones más adversas, como es la muerte en la cruz. Nuestro arrepentimiento es su bondad, su amor nuestra salvación. Por eso, merece la pena preguntarse: «¿A qué rey sigo?».