"Jesús amigo de la vida" Domingo V TO ciclo B
En este quinto domingo, Jesús nos presenta una nueva forma de anunciar el mensaje del reino de Dios, una nueva forma de predicar. Hoy en el evangelio de Marcos, su actuación es distinta. No es el día de las parábolas, el momento de superar tentaciones, la hora de echar grandes sermones, ni de enseñar con autoridad. Sino más bien, es el día de la gestualidad. Jesús nos habla hoy a través de los gestos. Los gestos son el principio y el núcleo de su mensaje. Y los primeros en disfrutar de estos compasivos y apasionantes son los enfermos, los marginados. Marcos nos hace ver que a Jesús le interesa mucho a los decaídos para devolverles la confianza. Su mayor preocupación es recuperar y devolver la vida de los caídos. Representa a un Jesús que es muchas veces mano que levanta, que infunde fuerza y pone en pie a la persona.
Fijémonos la actitud de Jesús frente a la suegra de Simón. Presenta caracteres absolutamente nuevos. En primer lugar, un rabino nunca se habría dignado acercarse a una mujer y cogerla de la mano para devolverle la salud. Pero, sobre todo, un rabino no se habría dejado nunca servir por una mujer. Jesús no solamente pone en cuestión estas reglas rabínicas, sino que invierte todos los presupuestos de las relaciones sociales, dando al "servicio" un nuevo estilo y un nuevo contenido. El "servicio" era, a los ojos de los griegos, una cosa indigna. Dominar, no servir: esto era lo característico de un ser humano. Para el griego el fin de la vida humana está en el perfecto desarrollo de la propia personalidad; por lo tanto, le resulta extraño todo sentido de servicio al prójimo.
Por el contrario, en la doctrina de Jesús el concepto de servicio se desarrolla partiendo del progreso antiguo testamentario del amor al prójimo. Jesús lo cogió de allí, y, vinculándolo al precepto del amor a Dios, lo propuso como elemento central de la actitud moral exigida por Dios al hombre. Con esto Jesús revisa el concepto de servicio, liberándolo de las alteraciones de las que había sido objeto en el judaísmo tardío. Con respecto a la mentalidad griega, su posición frente al "servir" es completamente nueva; la nota dominante es que por "servicio" él entiende precisamente la actitud que del hombre hace un discípulo de Jesús. El acto de Jesús es profundamente innovador, en cuanto que, en su valoración moral, ha invertido la relación entre "servir" y "hacerse servir": "el Hijo del hombre no ha venido para hacerse servir, sino para servir" (Lc 10, 45). El servicio ejercida por la suegra de Simón inicia un nuevo estilo en las relaciones humanas.
La jornada transcurrida en Cafarnaún, podría hacer pensar que Jesús se deja arrastrar por el entusiasmo de la gente. Todo lo contrario: la oración es el centro y el corazón de la misión evangelizadora de Jesús, puesto que en ella se vincula y se conecta a fondo con su Padre, y a través de ella también recibe fuerzas para estar siempre dispuesto y preparado a lo que le toca hacer. Y de hecho se va al descampado a orar. Los discípulos no entienden nada de esto: ¿cómo es posible que deje perder la ocasión del entusiasmo de las turbas en Cafarnaún? Jesús les responde diciendo que el pueblo no se encuentra solamente en la capital, sino en los lugares perdidos de la geografía galilea. Jesús nos quiere hacer entender que, la tarea evangelizadora es misionera. Hay que llevar la palabra de Dios con sus gestos en todos los lugares. Dirá el Papa Francisco hasta las periferias.
Esta gracia de vincularse con Dios en oración y después predicar con gestos, es la que recibió y aprendió Nuestro Padre Santo Domingo y nos transmitió. Y por eso empezó su misión de predicación con un gesto compasivo, vender sus libros para dar de comer a los hambrientos. No puedo estudiar en pieles muertas mientras que la gente muere de hambre exclamó. Probablemente los que lo vieron, incluso los lectores de hoy, le llaman bobo por el valor que tienen los libros. Pero no es así, toda acción de esta calidad está unida a la experiencia profunda de Dios. Así pues queridos, queridas, que no tengamos miedo en servir a Dios, en llevar su mensaje más allá de los límites que nosotros mismos hemos subrayado. Las cosas son y se ven distintas desde fuera y muy distintas desde dentro.