La Inmaculada Concepción de Santa María

La Inmaculada Concepción de Santa María

Fr. José Antonio Obiang Ekuaga Okomo
Fr. José Antonio Obiang Ekuaga Okomo
Real Convento de Predicadores Valencia
A la escucha no hay comentarios

La Inmaculada no es solo un título, sino una forma de mirar a María.


Cada día 8 de diciembre, la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de Santa María, un misterio que muestra cómo Dios fue preparando su corazón desde el primer momento para que Jesús encontrara en ella un hogar. Esta fiesta no pretende presentar a María como alguien distante de la vida de cada día, sino recordar la ternura con la que Dios actúa en la historia y en cada persona. En ella se descubre cómo la gracia abre camino en lo más pequeño y en silencio, incluso cuando nosotros no sabemos cómo puede ser eso.

He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

En el pasaje de la Anunciación se encuentra una frase que refleja toda la actitud de María: He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra (Lc 1,38). Estas palabras brotan de la fe, no de una comprensión. María recibe la visita del ángel Gabriel en su día a día, en su casa humilde. Ella no pide pruebas ni explicaciones. Su respuesta nace de un corazón abierto, disponible y atento. Ese hágase revela una libertad interior, una escucha, una acogida y una entrega que abre paso a la luz de Dios en el mundo.

Desde esa misma actitud sencilla y verdadera, María se convierte también en una luz para nuestro tiempo. En un mundo donde el amor muchas veces pierde su sentido de fidelidad y de sacrificio, ella nos recuerda que el amor verdadero se sostiene en la entrega. Y en medio de tanta apariencia e insinceridad, su vida limpia y auténtica anima a vivir con transparencia y con un corazón entero.

Titulo Inmaculada concepción LourdesLa Inmaculada no es solo un título, sino una forma de mirar a María: una mujer sencilla, transparente, capaz de dejar que la Palabra encuentre espacio en ella. Su pureza no es distancia, sino cercanía; no es frialdad, sino apertura para que Dios pueda actuar con libertad. Desde esa actitud, María se convierte en camino para muchos.

En la tradición de la Orden de Predicadores (los Dominicos), María es modelo de escucha y disponibilidad. Su manera de acoger la Palabra ilumina la misión de quienes desean anunciarla. Antes de hablar, ella escucha; antes de actuar, deja que Dios transforme su interior. Su vida nos recuerda que toda predicación nace de la contemplación, de ese silencio donde la gracia trabaja sin ruido. Como decimos en nuestra vida dominicana: contemplari et contemplata aliis tradere (contemplar, y dar a los demás lo contemplado). No es sólo cuestión de palabras, sino de predicar desde una experiencia vivida con Dios.

Por lo tanto, contemplar a María en esta fiesta invita a mirar la propia vida con sinceridad: con nuestros miedos y esperanzas, con nuestras dudas y certezas, con nuestros deseos y búsquedas de bien. Ella muestra que Dios actúa también en lo cotidiano. Su ejemplo ayuda a descubrir que cada día es una oportunidad para abrir el corazón, para dejar que la Palabra crezca y para aprender a decir con confianza: Señor, aquí me tienes; haz de mí lo que te parezca mejor.