Que la sal de la tierra ilumine nuestro mundo

Que la sal de la tierra ilumine nuestro mundo

Fr. Bernardo Sastre Zamora
Fr. Bernardo Sastre Zamora
Convento de santa María Sopra Minerva, Roma
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En este domingo el Señor nos proclama: Vosotros sois la sal de la tierra. Vosotros sois la luz del mundo.

Iluminar no es lo mismo que brillar. El cristiano luce, pero no se luce.

En primer lugar, Cristo nos dice que somos la sal de la tierra: la sal tiene que ver con el sabor. ¿Pero cómo se da sabor a la vida? Todos sabemos cómo es la sal, el cloruro sódico: sustancia blanca, cristalina, de sabor propio, muy soluble en agua, que se emplea para sazonar y conservar alimentos (según la RAE).

  1. Sustancia blanca: hemos de aspirar al bien (ser buenos, honrados, coherentes).
  2. Sustancia cristalina: buscar la verdad (ser verdaderos, honestos, auténticos).
  3. Sustancia de sabor propio: mostrar la belleza (si somos buenos y auténticos, también seremos agradables para los demás).
  4. Sustancia soluble en agua: todo esto, en la sociedad.
  5. Sustancia para sazonar y conservar alimentos: para obrar con justicia.

En segundo lugar, Jesucristo nos afirma que somos la luz del mundo. Solo aclarar una cosa: iluminar no es lo mismo que brillar. El cristiano luce, pero no se luce.

En este día celebramos la Campaña contra el Hambre en el Mundo. A la luz de lo anterior, pensemos en las personas más necesitadas de nuestra sal y nuestra luz: seamos generosos con los más necesitados, con aquellos que no tienen qué comer. Estoy seguro de que así haremos todos. Que la sal de la tierra ilumine nuestro mundo.