Ser Cristo - XIII DOM T.O.
El cristiano, a causa del encuentro personal con Jesús, transforma su vida presente, y puede proponerse como compromiso a realizar el tener los mismos sentimientos que Cristo (como nos invita san Pablo en Flp 2,5).
A esto mismo nos invita Jesús por boca de san Mateo. Jesús fue el primero que experimentó todas esas renuncias de las que habla: querer más a Dios que a los progenitores; cargar con la cruz propia; recibir a un profeta (dejarse bautizar por san Juan el Bautista); dar de beber (el agua viva a la samaritana) y, finalmente, perder su vida por la obediencia al Padre. Todo ello, además, siendo de condición divina, pero despojándose de sí mismo hasta su muerte de cruz (cf. Flp 2, 6-8).
Mateo establece una jerarquía, con Jesús en el centro, innegablemente. Sin embargo, no nos lo transmite de esta manera solamente para fomentar la ruptura con lo establecido (familiar o cultural) o ser antisistema, sino para buscar hombres y mujeres que den conciencia a dicho sistema, que lo transformen desde dentro. Así nosotros, como seguidores de su Palabra, podremos observar en este comportamiento la conducta de Dios, para que esta nos lleve a la santidad.