La esperanza dominicana

La esperanza dominicana

Fr. Agapito Nguema Engono Avomo
Fr. Agapito Nguema Engono Avomo
Real Convento de Predicadores, Valencia

         La esperanza dominicana

 A lo largo de la historia cristiana, la esperanza como virtud teologal, ha destacado siempre en la promesa de redención, en la vida eterna, en el consuelo en la aflicción, en la transformación personal, así como en la solidaridad dentro de la comunidad de creyentes.

En la Orden de Predicadores, la esperanza se encuentra en la dedicación a la predicación del Evangelio, la promoción de la justicia social, la educación y la búsqueda de la verdad. Estos valores están en consonancia con los principios fundamentales de la fe cristiana. Por tanto, los dominicos tenemos fe en la esperanza porque seguimos a una persona, Jesús. Y creemos que en Él está la salvación eterna. Sin embargo, no se puede entender la esperanza dominicana sin tener en cuenta la figura de Santo Domingo de Guzmán. Es muy sabido en los círculos de la Orden que «Domingo infundió esperanza a sus frailes cuando les prometió ser más útil desde el cielo». Con esta promesa y la escucha atenta de los frailes, podemos entender que la esperanza nos reanima con un nuevo impulso para darnos las fuerzas suficientes para sobrepasar la crisis

La esperanza dominicana se encuentra en la dedicación a la predicación del Evangelio

Quizás la invitación que nos hace Santo Domingo es,  profundizar en nuestra relación con Jesucristo y encontrar en Él la esperanza que trasciende las circunstancias terrenales. Pero, esa esperanza exige humildad y compromiso. Sin humildad no hay acogida y sin compromiso no hay entrega total en la relación con Dios, con los hermanos y con uno mismo. El compromiso dominicano requiere predicación activa, vivencia fecunda de la fe en la comunidad, testimonio personal y reflejo de los valores de la fe en el mundo.

 

Es muy importante la dimensión comunitaria de la fe. Puesto que en ella «la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado» (cf. Rom 5,5). De tal manera que, en la comunidad se gusta y se saborea la esperanza. Precisamente, los frailes dominicos anclados en la esperanza, siempre vivimos nuestra misión desde la misericordia, el espíritu democrático, la predicación, el diálogo y la escucha

La esperanza dominicana se encuentra en la promoción de la justicia social, la educación y la búsqueda de la verdad

Hemos de entender que la esperanza implica aceptar que no siempre veremos los resultados inmediatamente. Y si nos fijamos, la prueba que nos hace la misma esperanza es mirar nuestra capacidad de espera, porque «La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha llegado la siega.» (cf. Mc 4, 28-29). Pensemos que frecuentemente los que provocaron algo nuevo en el mundo han sido visiblemente fecundos sólo después de muchos años de lucha y de entrega, o quizás después de su muerte.

En síntesis, la esperanza dominicana encuentra su sentido en las enseñanzas de Jesús, en el perdón, en la resurrección, en el amor y en la compasión de Santo Domingo.