Antón de Montesinos: una voz que sigue resonando en el siglo XXI

Antón de Montesinos: una voz que sigue resonando en el siglo XXI

Fr. Frisky Sánchez Abarua
Fr. Frisky Sánchez Abarua
Real Convento de Predicadores Valencia

¿por qué sigue resonando hoy la voz de Montesinos?

El 21 de diciembre de 1511, 4to domingo de Adviento, en la isla de La Española, fray Antón (Antonio) de Montesinos pronunció un sermón destinado a ser una de las primeras y más tajantes denuncias públicas contra los abusos en la América colonial. Una comunidad de frailes que, desde el púlpito, interpelan a los colonos con unas preguntas históricas: «¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? … ¿Estos, no son hombres? ...». Estas palabras, consignadas por Bartolomé de las Casas (Siglo XVI), en la Brevísima relación de la destrucción de las Indias, constituyen el núcleo moral de esa intervención en su sermón dominical.

Más que una reprimenda aislada, el sermón articuló una crítica sistemática del régimen de la encomienda y de la violencia que lo sustentaba. La comunidad de La Española, por medio de Montesinos, acusó a los colonos de convertir en mercancía la vida de los indígenas, negándoles alimento, asistencia y enseñanza religiosa, y afirmó la plena humanidad y racionalidad de estos pueblos como fundamento ético de su reclamo. No podemos olvidar que esa afirmación de humanidad y de obligación moral frente al otro se convirtió en eje de los debates jurídicos y teológicos que siguieron en la península con la llamada Escuela de Salamanca. Por lo tanto, «aquel sermón no cayó en saco roto. Marcó el comienzo del cristianismo liberador, del reconocimiento de la dignidad de los indios y del respeto a la diversidad cultural y religiosa en Amerindia» (Tamayo, 2011).

Escultura Pequeña de Montesinos

Los estudios modernos han situado a Montesinos en el centro de la genealogía del pensamiento moral y jurídico sobre la colonización. El filósofo argentino Enrique Dussel (1983) subraya el carácter inaugural de la intervención de Montesinos al describir el sermón como «la primera denuncia profética contra la ideología de la conquista». Por otro lado, Gustavo Gutiérrez (1993), teólogo peruano, interpreta el gesto de Montesinos como un momento fundacional de la reflexión teológica sobre la alteridad americana al decir que «El sermón cuestiona no solo los abusos, sino la legitimidad del sistema mismo que hacía posible tales abusos». Desde estas perspectivas podemos ver cómo el sermón excede su contexto e interroga las bases teóricas del dominio y la conquista.

Pero ¿por qué sigue resonando hoy la voz de Montesinos? Porque la pregunta ética que planteó este fraile dominico sigue vigente: ante las guerras injustas, la explotación, la marginación y la negación de derechos en muchos pueblos y naciones, la apelación a la dignidad humana permanece como argumento fundante. En el siglo XXI, su ejemplo nos interpela a todos, ya que la justicia no puede quedarse solo como un ideal, sino como una exigencia que puede y debe traducirse en políticas y normas efectivas.

En definitiva, la voz de Montesinos no es una reliquia de los derechos humanos ni una curiosidad archivística. Su sermón es un llamado temprano, actual y contundente para reconocer la humanidad del otro, para poner límites éticos al beneficio económico y a convertir la indignación moral en cambios reales en nuestra sociedad. Esa vigencia, más allá de su imperfecta materialización histórica, es la razón por la que su sermón sigue resonando y merece ser releído con atención crítica. No hay que quedarse callados ante las injusticias, no hay que voltear la mirada ante los desvalidos, no hay que ser indiferente ante los débiles aplastados por los poderosos. Que esa voz de misericordia siga resonando hoy en medio de nosotros, así como Jesús fue voz para los oprimidos, así como Juan fue voz en el desierto, así como Montesinos fue voz para los que no tenían voz en la América colonial.