La gota y el Rosario

La gota y el Rosario

Sor Rocio Goncet
Sor Rocio Goncet
Monasterio de Santa María la Real (Bormujos, Sevilla)

 

La oración del Rosario tan arraigado en nuestra Orden, oración de sencillez y de sencillos. No de otro modo es posible acercarse a Dios, sino desde la sencillez de lo que somos, desde lo cotidiano y más humano. La vida de todo hombre, de toda mujer está marcada por la presencia de Dios en ella y hasta que esto no es descubierto no llegamos a vivir y a vivirnos en verdad. Por eso me gusta pensar en cómo una melodía se hace nota a nota, un río o algo más pequeño, un charco en la calle se hace gota a gota, un rosario se reza Ave María tras Ave María. Y sin darte cuenta te estás adentrando en el Misterio de la propia vida, en el Misterio de Dios.

María nos llevará siempre a Jesús

Nos sorprendemos a nosotros mismos cuando día tras días buscamos el sentido de nuestras vidas, cual es nuestro origen, a donde tendemos. Preguntas que nos acabamos haciendo todos tarde o temprano. Ese sentido no es más que Cristo, Camino, Verdad y Vida para el hombre y para el mundo. Me gustaría invitaros a escuchar una melodía llamada “La Gota”, y desde ella pensemos en la oración del Rosario. Una nota que se repite y repite con ligeras variaciones. Es la nota que decide y define desde principio al final qué es la vida del hombre, cuál es el deseo real que brota y late siempre; es el sentido que buscamos, comprender....y eso no es más que Cristo mismo! La gota, cada Ave María, nos lleva a nuestro Origen: Cristo-Jesús.


María nos ayuda al trato íntimo con Jesús, despliega ante nosotros la vida y el Misterio no de algo lejano al corazón humano. Sí, no podemos perder de vista que Dios se hizo hombre (en las entrañas de María) y por eso nosotros sabemos lo que significa y estamos llamados a hacer nuestros los misterios de gozo (Encarnación, Visitación, Nacimiento…) los misterios luz (El Bautismo, la Revelación y predicación del Reino, la Eucaristía…) los misterios de dolor (la oración, el cargar con la propia cruz, el misterio de la muerte,…), los misterios de gloria (la vida resucitada, la venida del Espíritu Santo…) En ellos podemos encontrar nuestra mejor escala de valores, es tomarnos enserio nuestra Fe y nuestro compromiso con Ella. La sencillez como he señalado antes del Dios hecho hombre nos interpela de tal modo, que nace en nosotros la necesidad de acercarnos a Él. De ir llevando nuestra vida a su estilo y según su modo de vida (el pasar por la vida haciendo el bien).

Muchas son las tareas, los compromisos que tenemos, pero no podemos olvidar lo que nos configura y los que nos ayuda a dar pasos adelante en la vida y ese es Dios y la oración. Por eso el tiempo que se le dedica la oración y más aún al rezo del Rosario puede ser el tiempo más bien empleado de nuestro día. Nos llevará a realizar todo lo demás con mayor fidelidad, entusiasmo, y amor, ya que habremos entendido quienes somos y para Quien vivimos. Creemos que hacer oración, tener un rosario entre las manos es cosa sin sentido, y debemos de recordar en nuestro interior las palabras de Jesús en el Evangelio de Juan “Sin mí no podéis hacer nada”. María nos llevará siempre a Jesús, nos hará comprender lo que a simple vista parece incomprensible, nos enseñará como se ama, se perdona, se sirve a los pobres y necesitados. Todo encerrado en una oración, acogiendo en nosotros la palabra oración no como algo ajeno, sino como un elemento más de nuestra vida, que nos constituye y nos hace sentir, pensar y obrar tal y como lo hacemos.

Uno tras otro, Ave María tras Ave María, se inunda el mundo de Dios, se llena nuestro corazón de paz, somos capaces de vivir con alegría y no con la losa que a veces la vida nos deja caer encima.


Dios te Salve María,…