¿A qué os dedicáis?
Quinto Domingo de Pascua
Hace poco me preguntaba un joven, “pero en realidad, los frailes dominicos ¿a qué os dedicáis? “
Los frailes nos encontramos, muchas veces, cuestionados por la gente a dar razón de nuestra identidad, a explicar lo que somos y a lo que nos dedicamos en una breve conversación. Y esto, que es de lo más complicado, nos exige una gran capacidad para sintetizar lo fundamental.
En las lecturas de este V Domingo de Pascua encontramos una buena explicación de a lo que se dedica un fraile dominico: simplemente y llanamente a predicar. Esta es la tarea que nos ha encomendado el Espíritu a través de la Iglesia: predicar lo que predican Pablo y Bernabé en la lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles y que aparece explícitamente en el Evangelio de Juan: el Amor de Dios hacia toda persona humana. El Amor de Dios es personal, hacia cada uno.
¿Qué predican?
Para predicar, lo que predican Pablo y Bernabé, es necesario vivir ese Amor de Dios: ¡cómo hablar de lo que no conocemos! El Amor de Dios se vive y se expresa en “la cantidad y en la calidad” de amor que ponemos en nuestra vida: en el trabajo, en lo que hacemos, en el estudio, en nuestra vida en general... De todas estas formas de amor que tenemos en nuestra vida, hay una forma de amar que nos hace identificarnos como discípulos de Jesús, como cristianos, según el Evangelio de Juan: la forma de amar al otro, a las personas humanas.
Esta forma de amar que hace que los otros, el mundo, diga que somos cristianos, que nos identifica, es que amamos sin esperar nada a cambio, gratuitamente... Hoy podemos comprar todo, conseguir todo, todo tiene un valor, un precio... si lo pagas. Pero hay “cosas” que ni se compran, que no tienen costo ni valor en el mercado y, por tanto, insignificantes al mercado. Estas son las cosas gratuitas, que no se porqué, no les damos importancia y, justamente, son las más importantes. Y son las más importantes porque son gratis, porque son regaladas... ¿Quién puede vivir sin amor? Nadie, absolutamente nadie. ¿Tiene precio el amor? No tiene precio, no vale nada; el amor es gratuito, regalado.
Si Dios nos da gratis su amor, ¿quién somos nosotros para traficar con el amor? ¿Quién somos nosotros para obligar a que nos amen a toda costa? ¿Quién somos nosotros para amar buscando, en realidad, que me amen? El amor cristiano no conoce las leyes del mercado de nuestro mundo. Por eso, los cristianos estamos llamados a ser focos de amor gratuito, de amor desgastado por el otro, en medio del mundo. Así nos reconocerán.
¿Cómo predican Pablo y Bernabé?
El cómo predican Pablo y Bernabé el Amor de Dios es modelo, ejemplo, para el predicar de los frailes dominicos hoy: con coraje y en comunidad.
El coraje de predicar la Palabra de Dios. Coraje implica sin miedo, con la convicción de que nuestras palabras humanas débiles pueden convertirse en semillas del Renio de Dios. ¡Qué responsabilidad tan grande! Lo nuestro es sembrar la fe en la existencia de las personas, del mundo... el que esa fe crezca, eche raíces en las vidas humanas, es cosa de Dios. Como dice San Pablo en una de sus cartas: la fe viene por la predicación.
Por último, destaco un rasgo más de la predicación dominicana: la predicación es comunitaria siempre. En la lectura de Hechos, nos damos cuenta de que ni Pablo ni Bernabé predican solos, cada uno por su lado, sino que predican juntos, en comunión, en comunidad. Así predicamos los frailes dominicos: en comunidad, nunca solos, siempre junto a otros y enviados por Otro.
Entre otras cosas, le dije al joven que me preguntó, a esto nos dedicamos. ¡Si tienes coraje, ven y camina con nosotros!