Con confianza y sin desanimarnos - XXIX Domingo del Tiempo Ordinario
Este domingo Jesús quiere recordarnos en el evangelio que debemos orar siempre sin desanimarnos. Y lo hace con una parábola breve y que se entiende muy bien: la de la viuda y el juez sin escrúpulos. Si un juez que ni teme a Dios ni le importan los hombres es capaz de hacer justicia a una pobre viuda que le pide con insistencia, ¿cómo Dios, que es nuestro creador, que es un padre compasivo, que nos ha dado la vida, no va a escucharnos y atender nuestras súplicas?
Como la viuda, no debemos cansarnos de orar y de pedir a Dios por nuestras necesidades con total confianza y sabiendo que el Señor siempre nos escucha. El Señor nos pide una fe fuerte y decidida como la de ella. Una fe grande en Dios que nos mantenga despiertos y vigilantes para estar unidos al Padre en un continuo diálogo de amor con él.
El evangelio termina con una pregunta que Jesús nos hace a cada uno de nosotros: «Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?». En estos tiempos que vivimos de abandono de la fe cristiana, donde el desinterés por la palabra de Dios es notable, tenemos que pedir incesantemente a Dios que aumente y fortalezca nuestra fe para poder orar con insistencia.
En este mes de octubre, mes del rosario, la intercesión de María, nuestra madre, y el ejemplo de su vida, puede ayudarnos a alcanzar lo que se nos pide: orar siempre sin desanimarnos.