¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!
Felices Pascuas, es el buen augurio que proclamamos en la gran fiesta del misterio, más grande de nuestra fe, que es la Resurrección de Cristo. Es el buen augurio que deseamos para todos nuestros seres queridos, familiares, amigos y hermanos de nuestras comunidades, pero también es el gozo de toda la humanidad.
Y por supuesto, no podría ser de otra manera, porque la Pascua es la felicidad más grande de nuestra vida, y de ahí la necesidad de compartirla con los demás, pues es una alegría que nos desborda. Pero también, es el misterio que da sentido a nuestra vida cristiana.
¿Que significa el hecho de que Cristo ha resucitado? Significa que el amor y la misericordia son más fuertes, que el mal y también de la muerte, significa que el amor de Dios puede transformar nuestra vida. ¡De la muerte a la vida!
Si Cristo no hubiese resucitado, seguramente hoy el Señor, sería considerado como uno de los tantos profetas, incluso aclamado, venerado, como el más grande los profetas, ¿y esto por qué? Pues, por sus innumerables prodigios y milagros realizados, por su bondad y generosidad, por su misericordia con los más necesitados de ternura y de perdón, por todo eso y por mucho más:
“Si Cristo no hubiese resucitado, si Caifás hubiese tenido razón y Herodes y Pilato se hubiesen revelado como sabios, el mundo sería un absurdo, sería el reino del mal, del engaño y de la muerte. No se trataba del final de una vida cualquiera, sino del final de la vida verdadera, de la vida de un ser absolutamente justo. Si ni siquiera una vida así podía vencer al enemigo, ¿qué esperanza quedaba en el futuro? Si Cristo no había resucitado, ¿qué otro podía hacerlo” (Soloviev V., Obras completas, tomo 10, 36-47)
Por lo tanto, queridos hermanos, no busquemos a Dios entre los muertos, o entre las cosas sin vida o del pasado, porque la muerte no lo posee, por lo tanto, hermanos y hermanas: ¡es hora de buscar a Cristo entre los vivos, porque Cristo es la Vida, el resucitado que hoy vive en medio de nosotros!
Esta es la maravilla de la resurrección, como así, lo afirmaba, de manera hermosa y profunda un sacerdote ortodoxo ruso, el Padre Aleksandr Men´: “la resurrección comporta la realidad de la presencia de Cristo en medios de su Iglesia, como hermano y amigo, pero también como salvador, con un rostro siempre visible y siempre vuelto hacia el mundo”. (Men´ A., Jesús, el maestro de Nazaret, Ciudad Nueva, Madrid 2002, 359)
¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!, y está vivo entre nosotros, permanecerá con nosotros hasta el fin de los tiempos. ¡Qué alegría, hoy y siempre, podemos ir a su encuentro, como la Magdalena, y como los apóstoles, porque Cristo vive y hoy más que nunca, pues ya es hora hermanos de alegrarse y de vivir como resucitados!
¡Felices Pascuas 2017!