El que quiera ser grande, que se ponga al servicio de los demás - XXIX DOMINGO DEL T. O.
El Evangelio nos narra cómo Santiago y Juan se acercan a Jesús con una petición inusual, extraña: desean ocupar los primeros puestos junto a él en el momento de la gloria. «No sabéis lo que pedís» fue la respuesta de Jesús. Ellos no han entendido nada del proyecto al servicio del Reino de Dios; incluso los demás discípulos, al enterarse de esta petición, se indignan con estos dos, porque, de una u otra forma, ellos también esperan tener méritos y reconocimientos en su momento. Pero el pensamiento de Jesús es claro: «Vosotros, nada de eso: el que quiera ser grande, sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos». ¿Qué impacto tendrán estas palabras de Jesús en nuestra sociedad?
«El que quiera ser grande, que se ponga al servicio de los demás». ¡Qué locura es esta! ¿Y dónde queda entonces el éxito y el triunfo en la vida? Pero eso de ¿servir a los demás…? ¿Los demás? Jesús nos pide ser signos de contrariedad ante un mundo donde, aparentemente, lo «sano» es el individualismo, el ser tan independientes que no necesitemos de nadie más que nosotros mismos para tener la felicidad.
Para Jesús, el discípulo que hace presente el Reino de Dios descubre que la vida se desarrolla y se vive desde el verdadero sentido humano, cuando acoge al otro en lugar de verlo como rival, competencia o amenaza: quitar el criterio de perder o ganar y optar por ayudar, compartir, escuchar. Pero, principalmente, Jesús subraya desarrollar la capacidad de servir, sin perder nunca la alegría.
Servir a los demás entraña un amor verdadero. Solo aquel que ama es capaz de servir, porque lo hará sin ningún interés personal. Jesús da tanta importancia a lo que está diciendo que se pone a sí mismo como ejemplo, pues no ha venido al mundo para exigir que lo sirvan, sino «para servir y dar su vida en rescate por todos». Si alguien desea triunfar en la vida, debe aprender a amar, salir de su narcisismo, abrir los ojos y ser sensible al sufrimiento de los demás. Y tú… ¿estás dispuesto a ser el servidor de los demás?