"Es necesario…" XXXI domingo del T.O (Lc 19, 1-10)
Hoy, la Iglesia nos propone el pasaje de Zaqueo. Es un texto que muchos hemos leído en varias ocasiones. La escena está muy bien descrita por Lucas, como si fuera un cuadro. Puede resultarnos incluso graciosa la imagen de Zaqueo subiéndose a la higuera debido a su tamaño. Muchos han querido ver aquí más que una estatura física, el nivel moral previo en el que vivía Zaqueo. Pero lo importante es que Zaqueo, con todas sus limitaciones (ya queramos verlas a nivel físico o moral), arde en deseos de ver a Jesús. Y eso le lleva a subirse a la higuera, a salir de sí mismo y a hacer un gran esfuerzo por ver al Maestro de Galilea, a Jesús de Nazaret.
Cuando llega Jesús, lo mira, y se dirige a él de una forma tajante: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Estas palabras de Jesús nos deben que dar mucho para pensar. Porque no dice “me gustaría hospedarme” o “es buena idea hospedarme”, ni siquiera es una pregunta de “podría hospedarme”. No. Jesús es muy claro. Sus palabras son «es necesario». Y es que esta expresión no aparece en labios de Jesús a la ligera en el evangelio de Lucas, sino más bien todo lo contrario. Suele señalar algunos de los momentos más importantes de la vida pública de Jesús, o incluso de las advertencias que hace a sus discípulos.
Era «necesario» que Jesús se quedara en el Templo, en la casa de su Padre, después de cumplir los doce años, la mayoría de edad para un judío. Era «necesario» predicar la Buena Nueva más allá de la seguridad de Cafarnaún. Ante el entusiasmo y triunfalismo de Pedro después de confesar la identidad de Jesús, como «Mesías de Dios», Jesús advierte de la necesidad de la pasión. Y este «es necesario» con respecto a la pasión, no se da sólo una vez y de forma aislada, sino que desde la confesión de Pedro se va haciendo cada vez más patente y explícito. Llegando a decir que «es necesario» que el Mesías padezca y mucho. Pero además, los discípulos deben estar tranquilos cuando les persigan, porque el Espíritu Santo les suscitará lo que «es necesario» decir en cada momento. Al igual que deben estar tranquilos ante las guerras y acontecimientos de este mundo, que no significan el final del mundo, porque deben ocurrir.
Por último, los hombres de blanco que en la mañana de Pascua vean las mujeres, les recordarán que era «necesario» el padecimiento del Mesías, como Jesús les había enseñado. Pero Jesús no sólo les habló de la pasión, de su muerte, sino que también, como recuerdan los ángeles, les habló de su resurrección. Por todo ello, cada vez que vemos la expresión es o era «necesario», nos estamos encontrando con momentos fundamentales relacionados con nuestra redención.
Esto debe llevarnos a pensar mucho en por qué «es necesario», para nuestra salvación, que Jesús entrara a comer y a alojarse en la casa de Zaqueo. Y es que Jesús viene a traer la salvación de Dios a todo el mundo. «Hoy ha sido la salvación de esta casa». La presencia, necesaria, de Jesús en la casa de Zaqueo nos muestra la actitud de búsqueda de todo el mundo que hace Jesús. Y nosotros, como sus discípulos, debemos imitar esa actitud, reconociendo que los demás son también hijos de Dios, como Zaqueo «es hijo de Abrahán». Debemos hacerlo frente a la tentación de señalar y encasillar a los demás como hacen en este pasaje los que murmuran.
«Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». Ha venido a buscarnos a ti y a mí. Era «necesario» que entrara a hospedarse en la casa de Zaqueo, como es «necesario» que se hospede en los corazones de todos. Porque Cristo ha venido a salvarnos «hoy».