La hermosura de la familia

Dios, que se ha hecho totalmente humano, también ha necesitado de un ambiente familiar para crecer, aprender y vivir. Una vez más, el Evangelio nos presenta los sueños de José. Él es el encargado de custodiar la seguridad de su familia, de la fragilidad de Dios hecho hombre. ¿Por qué avergonzarnos de nuestras debilidades? ¿Por qué no nos atrevemos a buscar refugio en Dios, que conoce nuestra vulnerabilidad, miedos y tristezas?

La familia es la institución que está llamada a ser refugio y lugar de aprendizaje. El temor al fracaso, la incapacidad de gestionar conflictos o el egocentrismo frustran el ambiente familiar. Sin embargo, hoy la palabra de Dios nos retrata la escena de una familia que enfrenta con unidad las dificultades propuestas por la vida. La crueldad de Herodes no frustró el plan de Dios en la familia de Nazaret. ¡Valiosa motivación para quienes dudan de su capacidad para enfrentar la tentación de dejar atrás sus ilusiones y proyectos!

No se trata de «defender» la institución familiar ante los desafíos de la secularización y programas políticos adversos, sino de mostrar al mundo la hermosura, la felicidad y la vida que brota del proyecto familiar que se fundamenta en el Evangelio. El Emmanuel nos acompaña en esta misión.