Perder seguridad, salvar el amor (XXII DOM. DEL T.O.)
En tiempos de soluciones «de aire» y de satisfacciones rápidas, Jesús nos invita a entrar en la lógica de la pérdida ganada. Pedro quiere evitar a toda costa el riesgo del Maestro, sin enterarse de que el riesgo es el camino; y de ser la piedra segura del domingo pasado pasa a ser piedra de tropiezo.
Vivir en clave de Jesús es un riesgo fecundo.
Para Jesús vivir la vida no tiene que ver con apariencias de éxito, superficialidades solitarias u opciones a medias. Vivir en clave de Jesús es un riesgo fecundo, que implica abrazar la crudeza de la realidad propia, luchar la batalla de la autenticidad y liberar el amor de las inconsistencias y las banalidades.
A Pedro y a nosotros nos cuesta creer en este Dios y sus caminos. La vida solidaria auténtica está hecha de la pequeñez, del silencio y de entrar en la comunión con los «perdedores», porque es allí donde se encuentra el abrazo último entre Dios y lo humano, que nos capacita para el servicio y la hospitalidad.
El amor en cristiano se gesta en las cruces de cada discípula y discípulo, de cada comunidad, que cada día lucha por hacer más creíble que el amor es más fuerte que cualquier muerte.