Si tu hermano llega a pecar, ve y corrígele (XXII DOM. DEL T.O.)
El Evangelio menciona a la comunidad (Iglesia), pero no como una multitud de personas congregadas, sino a la pequeña comunidad que trata de vivir acorde a las enseñanzas de Jesús. Se preocupa de la convivencia comunitaria, como la última instancia de nuestras relaciones con Dios y con los demás.
«Si tu hermano llega a pecar, ve y corrígele, a solas tú con él». Mateo no nos advierte de que no existen comunidades perfectas (iglesia, familia, asociaciones, etc.), sino que reconoce las limitaciones y la necesidad de buscar ayuda y dar apoyo a los demás para superar las equivocaciones. Nos invita a salir de la indiferencia, evitar vivir enfrascados en nuestro propio egoísmo; indiferencia reflejada en expresiones tales como: «No me meto en problemas ajenos», «es su problema», etc.
La corrección fraterna debe ser incluida en nuestro modo de vivir.
Recordemos que el diálogo y la compasión son esenciales en las relaciones humanas. Tomar conciencia de que todos y todas podemos equivocarnos. La corrección fraterna debe ser incluida en nuestro modo de vivir, reconocer que la otra persona es importante de por sí, independientemente de sus actos. Ambas partes necesitan un grado de madurez humana no fácil de alcanzar para lograr el desarrollo personal o comunitario desde el amor verdadero.
«Porque donde están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos». Lo importante es que estemos reunidos, no dispersos ni enfrentados, sino guiándonos, sosteniéndonos, en oración: escuchar la llamada e identificarnos con el proyecto de Jesús y anunciar su Buena Noticia.