Una Madre tiene mucho de Dios por la inmensidad de su amor
Cada mes tiene sus propias celebraciones en el calendario, y mayo en particular tiene una celebración especial que nos permite honrar y celebrar a las madres en casi todo el mundo.
A lo largo de los días y los meses, ¿Cuándo fue la última vez que te tomaste un momento? Un momento en el que no haces «nada», en el que desconectas la mente y te relajas, un momento en el que respiras hondo y todo te sabe distinto.
Escuchamos a nuestro alrededor y podemos estar de acuerdo en que vivimos en un mundo «estresante». El ritmo nunca se detiene, por la mañana suena el despertador y nos levantamos para seguir la rutina que dicta nuestro día a día. En cierta medida vivimos una vida sin pausa, la lista de tareas pendientes se alarga y tampoco nos tomamos un respiro.
Corremos el riesgo de vivir al ritmo que se nos impone. ¿Podemos «desconectar» del mundo y determinar nuestro propio tiempo, marcando nuestro propio ritmo y dando prioridad a lo que realmente nos importa? Teniendo esto en cuenta, me gustaría invitarte a hacer una pausa y reflexionar sobre el valor del tiempo que tenemos en nuestras manos y cómo lo invertimos para nuestro propio bien y el de los que nos rodean.
Cada mes tiene sus propias celebraciones en el calendario, y mayo en particular tiene una celebración especial que nos permite honrar y celebrar a las madres en casi todo el mundo. Si nos preguntáramos por qué el Día de la Madre, tendríamos que remontarnos en el tiempo, a través de las diferentes culturas que han puesto de relieve el gran misterio de la maternidad. Desde principios del siglo XX, la sociedad mundial ha considerado necesario fijar una fecha para valorar y destacar el papel que las madres desempeñan en la vida de todo ser humano.
Cualquiera que sea la fecha que se celebre en los distintos países y culturas, es una oportunidad para contemplar un gran misterio: la mujer a la que se ha confiado el papel principal en la obra de creación de un nuevo ser, imagen y reflejo del propio Dios.
Todos los días del año deberían ser el Día de la Madre, porque ella siempre está con nosotros. El amor de las madres no se demuestra sólo con regalos, porque ningún regalo puede cubrir el precio de su amor. Este día debería ser también una oportunidad para preguntarnos si nuestra condición de hijos está a la altura del amor infinito de este ser que tiene mucho de Dios en la inmensidad de su amor.
Se pueden decir y expresar muchas ideas sobre la misión y el sentido trascendente de la maternidad: refleja la imagen de Dios a través de la infinitud de su amor; realiza un esfuerzo constante por descubrir los secretos y complejidades de la vida; implica un esfuerzo sin límites, entregándose sin reservas, con valentía y coraje.
Ser madre no es sólo dar a luz, sino también asumir la responsabilidad de conducir la vida. Me atrevería a decir que en la vida es difícil encontrar una ternura mejor, más profunda, más desinteresada y más verdadera que la de una madre; pero también es cierto que probablemente en algún momento de nuestras vidas hemos conocido a padres, hermanos o incluso abuelos que, por diversas circunstancias, también han ejercido el papel de madre, y por supuesto son igual de merecedores de celebrar este día y recibir de nosotros nuestro cariño y gratitud por lo que han hecho por nosotros.
Con esta reflexión, no pretendo decirte cuál sería la «mejor» manera de celebrar este día, pero sí quisiera motivarte a prepararte para este momento, para que sea una experiencia que marque el rumbo de tu relación con las personas que te rodean, pero en esta ocasión especial con tu madre. ¿Te has preguntado: cómo celebrarás el día de la madre este año? ¿Qué cambiará en tu relación con tu madre a partir de ahora? Si no tienes a tu madre físicamente, ¿qué harás para recordar y hacer presente en tu vida todo lo que has compartido con ella?
En la rutina diaria, donde el tiempo parece pasar demasiado rápido, deberíamos aprender a buscar y propiciar encuentros para amar y celebrar. Hoy es una buena oportunidad para expresarlo: ¡Gracias mamá, porque nunca te cansas de amar y esperar!
¡FELIZ DÍA DE LA MADRE!