San Alberto Magno: Maestro y Modelo de Estudio en Comunidad
«buscar la verdad en la dulzura de la comunidad»
San Alberto Magno (✝1280), obispo y Doctor de la Iglesia, siempre ha sido considerado en nuestra Orden como un ejemplo y un modelo de vida de estudio como camino hacia la santidad. Maestro de santo Tomás de Aquino, fue experto tanto en filosofía y teología, sino también en las ciencias naturales; su dominio de tantas disciplinas diferentes le valió el título de Doctor universalis.
El estudio en comunidad
Ya hemos hablado de su importancia para lograr una visión armoniosa de la relación entre la fe y la razón. Pero, además de ser un modelo de estudio, san Alberto fue sobre todo un modelo de un estilo de estudio particular: un maestro de profundización académica, vivida no sólo como el esfuerzo solitario de un genio, sino como un trabajo realizado dentro de una comunidad y con la ayuda de ella. El mismo Alberto expresó este estilo en una frase que se ha hecho famosa: «in dulcedine societatis quærere veritatem», es decir, «buscar la verdad en la dulzura de la comunidad».
Esta expresión ha sido una gran fuente de inspiración para los frailes posteriores, quienes entendieron su vocación para el estudio como una tarea que se nutría de la propia vida comunitaria. Para ellos, la vida conventual debía ser el contexto necesario para una búsqueda de la verdad divina que fuese auténticamente religiosa.
La frase de san Alberto, sin embargo, no se refería en su origen a los frailes directamente, sino que se trataba de una cita tomada de su Comentario a la Política de Aristóteles (1265). En un pasaje, el santo protestaba contra la actitud de aquellos profesores que querían prohibir el estudio y la enseñanza de los filósofos paganos en las universidades cristianas. Esta fuerte actitud polémica estaba generando un clima cada vez más tenso dentro de la comunidad universitaria, hasta el punto de dificultar el trabajo de todos.
Un hombre de paz
También, durante su breve episcopado en Ratisbona, san Alberto intentó ser un mensajero de reconciliación dentro de la sociedad que se le había confiado como pastor, ayudando a resolver varios conflictos entre las familias nobles de su tiempo. Como verdadero hombre de paz, buscó siempre la armonía dentro de la societas: en el convento, en la universidad, y en la sociedad en su conjunto. En estos tiempos de marcada división y polarización, san Alberto brilla para nosotros como un modelo de búsqueda de aquella verdadera paz que se funda sobre la caridad y que permite a los hombres trabajar juntos para realizar sus proyectos más importantes y duraderos.