Vida religiosa a la luz del B. Pierre Claverie

Vida religiosa a la luz del B. Pierre Claverie

La revisión de la vida de los santos, o de personajes ilustres, no se hace con la intención de ser arqueólogos de tiempos mejores, sino para aprender de las respuestas que se dieron, y que quizá iluminen la vida actual. Por ello, el título recoge el tema a tratar, la vida religiosa, en este caso definida como la de aquellos que profesan unos votos, y los pensamientos del dominico Pierre Claverie, recientemente beatificado (diciembre de 2018), que fue obispo de Orán desde 1981 hasta 1996, año en el que murió asesinado.

Él destacó en su época que «la vida religiosa es un estilo de vida, un modo de vida destinado a alimentar y manifestar la fe». Para Pierre, continuando desde el postulado anterior, una forma de vida que pone de manifiesto la fe es aquella que es una conversión constante. El religioso ya no apuesta más sobre sí mismo y sus obras, sino sobre Dios. Obliga a apoyarse en el amor de Cristo. De esta manera, los votos (castidad, pobreza y obediencia) estarían destinados a crear esos espacios donde acoger dicho amor.

Todo momento es el único momento para responder a Dios, y dejarse contagiar de su Espíritu. 

Es un deber de la vida religiosa el estar abiertos a la recepción del Espíritu Santo, que no solo genera fuerzas para el abandono del mal (mediante la ascesis), sino que nos impulsa a practicar la virtud, «a hacer el bien en nombre del bien». La vida religiosa, para el obispo de Orán, pondría las condiciones para que Dios ame y transforme nuestro corazón, a fin de que vivamos para él y movidos por él. Si falla esto, sería una empresa humana más, por excelente que fuera el trabajo realizado.

Este movimiento pneumatológico es un don divino. Una llamada a escuchar a los humildes, a edificar el Reino y construir más fraternidad. Sabemos hacia dónde nos dirigimos, hacia la vocación universal de ser, cada vez más, seres por Dios y para Dios, generalmente a través de las cosas y gestos más pequeños.

Esto nos sitúa en el único cuerpo de Cristo, la Iglesia: «Las funciones nos diferencian, pero no nos encasillan en grados de santidad diferentes». Romper el diálogo o rehusar el encuentro con las demás formas de vida dentro de la Iglesia es amputar y esterilizar este cuerpo. Tal vez fuera enriquecedor escuchar a nuestras hermanas y hermanos teólogos no religiosos, sobre cómo vislumbran nuestra vocación, haciéndonos eco de ese llamamiento de GS 92, donde el diálogo fraterno requiere «en primer lugar que se promueva en el seno de la Iglesia la mutua estima, respeto y concordia, reconociendo todas las legítimas diversidades».

Todo momento es el único momento para responder a Dios, y dejarse contagiar de su Espíritu. ¿A qué esperas?

obispo 2

Para conocer más la historia, contexto social y reflexiones de Pierre, es totalmente recomendable la película De dioses y hombres (2010), y está editado el libro, entre otros, de: Claverie, P., Una voz entre dos orillas, Edibesa-San Esteban, Salamanca 2012.