Artículos de Fr. Marco Antonio Calero
La oración cristiana nos revela que la soledad es un estado subjetivo de la persona. El trato personal con Dios nos encamina hacia la esperanza, es decir, al motor que nos descubre el rostro y nos permite volver a sentir la brisa y nos motiva a seguir.
Hablar de la Santísima Trinidad es referirnos a la vida que se comparte. El Evangelio nos comunica una buena noticia: nadie está solo.
Fiesta de la Sagrada Familia. Defendemos la familia cuando damos testimonio de la vida que brota de ella.
Lejos de ser una ciencia obsoleta, la teología está viva y, desde su particular comprensión de la realidad, tiene mucho que aportar al mundo contemporáneo.
Las librerías llenan sus estanterías con libros que nos prometen encontrar la clave de la felicidad y del éxito. Pentecostés desecha esas opciones y nos propone un nuevo camino. Nada de salidas fáciles o espiritualidades vividas con la puerta cerrada.
Ante cualquier situación de vida, Jesús nos enseña a mirar con ojos de amor. Pero no cualquier amor, sino el amor del Evangelio, aquel que es capaz de morir crucificado y sobreponerse a la derrota del sepulcro.
Los propósitos y sueños nunca deben dejarse sepultar por lo pasajero, puesto que el deseo de ser felices, que constantemente nos mueve, está íntimamente vinculado a las entrañas de aquel que es la absoluta felicidad.
«Una voz grita en el desierto»; es la voz de Juan el Bautista, la voz de Dios que nos invita a una nueva vida. En el desierto la voz grita porque el silencio permite que el sonido llegue lejos.