¿Qué significa obedecer en la Orden de Predicadores?
He querido escribir algunas líneas sobre los votos religiosos, especialmente de la obediencia, que es la que profesamos los frailes dominicos. Para mí es necesario hacer una relectura de la obediencia y ampliar sus horizontes para eliminar los conceptos erróneos que tenemos de ello; por ejemplo, pensar que la obediencia es sinónimo de sumisión, acatar ordenes de un superior; una obligación, un compromiso, una exigencia… Por eso, esta relectura es necesaria para que sea un criterio inteligible a los hombres de hoy, sensibles a esta categoría.
¿Qué significado tiene la obediencia en una generación que busca la autonomía y la libertad?
Para empezar, es importante mencionar que la obediencia en la vida religiosa casi siempre se ha visto como un voto que transgrede y aliena la libertad de la persona, porque en un sentido estricto la obediencia se refiere a aceptar y cumplir las órdenes y voluntad de otra persona. Sin embargo, también es necesario decir que el concepto de obediencia no puede ser una definición ni un contenido estático; al contrario, es preciso situarlo en su contexto histórico, social y cultural y, sobre todo, entenderlo en términos de relación entre quienes obedecen y quienes son obedecidos, tal como lo afirma Ángela Atienza. A pesar de esto, siempre vendrá la siguiente pregunta: «¿Qué significado tiene la obediencia en una generación que busca la autonomía y la libertad?». La respuesta es muy fácil, si entendemos la obediencia como sumisión, obligación, exigencia etc., evidentemente la obediencia no tiene ni tendría ningún significado hoy para quienes buscan la autonomía y la libertad.
El voto de obediencia supone asumir los demás consejos evangélicos.
Ahora bien, ¿qué significa para los dominicos obedecer? De hecho, el voto de obediencia es el único que pronunciamos en nuestra profesión en la Orden, con esto no se está diciendo que no hagamos los votos de pobreza y castidad; al contrario, el voto de obediencia supone asumir los demás consejos evangélicos. Por cierto, el hecho de que para nosotros el voto de obediencia sea el central y principal en nuestra orden no quiere decir que nuestra libertad individual se termine; al contrario, nuestra libertad se abre y amplía aún más, porque la obediencia dominicana no es el mero hecho de obedecer o hacer lo que otro manda, sino que es mucho más significativa y atractiva. Además, es un voto que solo se da en la confianza, es decir, el fraile dominico entrega su confianza a su comunidad y a sus hermanos porque comparte con ellos la vida, la misión, la búsqueda de la verdad y, sobre todo, la fe. Desde aquí inicia la obediencia en cuanto camino al seguimiento de Cristo, a la plenitud, a la esperanza, a la aceptación personal y entrega a la misión.
Nuestra obediencia nace a raíz del seguimiento de Cristo.
Asimismo, la obediencia para los dominicos es el camino donde se construye la fraternidad, la búsqueda del bien común y la entrega a la misión. Esta obediencia no es para nosotros una obligación, un compromiso, una exigencia o una sumisión; al contrario, nuestra obediencia nace a raíz del seguimiento de Cristo, que fue obediente a la voluntad del padre. De esta manera, profesar obediencia en la Orden de Predicadores (dominicos) significa dejar que Dios nos hable, que su Palabra actúe en nuestra vida para crecer humana y espiritualmente junto a otros y, así, entregarnos totalmente al servicio del Reino de Dios. En definitiva, obedecer es optar por un estilo de vida en concreto para alcanzar la verdadera libertad, que nace de vivir el Evangelio.