Un día a día en Caleruega
El convento de dominicos santo Domingo de Guzmán: siglo XX, ideado para la presencia de frailes en Caleruega y atender las muchas vocaciones dominicanas entonces existentes. Hoy día, es lugar de variadas reuniones de la Familia Dominicana.
En el proyecto comunitario, se destaca como prioridad del mismo, “la acogida a los miembros de la Familia Dominicana que pasen por el convento”. Y ciertamente la comunidad entera se desvela en una acogida fraterna a todo visitante. Las visitas al Torreón, a la Bodega de Santa Juana, al Pocito de Santo Domingo, al Monasterio de las Madres Dominicas, a la Parroquia, reverdecen ideales y al Santo se le encuentra por todos los rincones.
En el DÍA A DÍA DEL CONVENTO, la primera cita es a las 8.00 de la mañana en la Capilla Conventual, con asistencia habitualmente perfecta (un Padre está dando Misa a las Monjas). Se reza el oficio de lecturas y la Misa con laudes incorporados, para calentar motores y funcionar durante el día. Más de media hora antes de empezar, están llegando las sombras de los frailes a la capilla, así como al terminar, un grupo de ellos continúa en oración.
Desayunados, cada uno va a su tarea particular, con cuidado de que los claustros de las celdas, estén lo más silenciosos posibles. A mediodía, a la 1 y media, vuelven todos los sacerdotes a la capilla a rezar el rosario y la hora menor, bajando a continuación a comer. De nuevo vuelven a la capilla, con asistencia perfecta, a las 8.10 pm. para la media hora de meditación, seguida de vísperas y completas, yendo a continuación a cenar, después de la cual cada uno elige su hora de retirarse, que nunca excede las 10.30 pm.
¿QUÉ HACEN DURANTE EL DÍA?
El P. Prior, con su quehacer de mando, responsable de la Casa de Espiritualidad, con tiempo de estudio y sus clases, charlas y ejercicios, llena bastante bien las horas del día.
El bibliotecario, con entrega absorbente a libros, Publicaciones, Revistas, todo lo que tenga sabor dominicano, está logrando una biblioteca y hemeroteca, que puede figurar como la más completa de la Orden, dicho por dominicos visitantes extranjeros.
Uno de los frailes es artista, con bellas obras escultóricas en madera, piedra, bronce y poliéster, tanto de tipo dominicano, como religioso o profano. Según su inspiración o encargo de obras, logra labrar ideas en la materia muy inspiradoras.
Otro fraile tiene pasión por la lectura y la escritura, preocupado por sembrar valores, pasa de 150 los libros publicados de espiritualidad y de figuras de dominicos.
El P. procurador, pendiente de los detalles del convento, tiene su diario quehacer y la contabilidad moderna, le llena el tiempo. Ayuda en la parroquia de aquí y en las vecinas.
Otro fraile es el párroco de Caleruega, parroquia de S. Sebastián, con sus obligaciones consecuentes, como el culto de la Iglesia, visitas de enfermos o personas mayores en casa o en la Residencia que hay en el pueblo, con atención a la mínima catequesis de la parroquia.
Hay otro fraile sacerdote, que aparte de sus dolencias, completa los servicios de suplir, cuando se encuentra bien y coopera mucho al ambiente espiritual de la comunidad.
Dos hermanos cooperadores completan la comunidad, dedicados al mantenimiento a veces complejo, entre desperfectos, compras, revisar el funcionamiento e incluso guisar sabrosamente, los días de descanso del personal empleado, o atender la portería.
Completan los quehaceres del convento, la atención a las MM. Dominicas del pueblo, Los viernes celebramos juntos la Eucaristía con laudes incorporados. Se les atiende en el confesionario. Y los sábados se desplaza un padre para una Eucaristía con las Dominicas del Colegio de Aranda de Duero (Burgos) y en otras actividades religiosas que nos solicitan.
Se visita, y los domingos se celebra la Eucaristía, en la Residencia de personas mayores que hay en el pueblo, y días especiales actos religiosos con la colonia de 17 familias búlgaras, cristianos ortodoxos casi todos, se mantiene una relación muy amistosa. Dos familias participan como católicas.
Con mucho detalle os he mostrado un día a día nuestro, lleno de la Gracia del Espíritu que suscita y renueva todas las cosas.