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Sección: A la escucha

Venimos del deseo y hacia el deseo vamos: hemos nacido gracias al deseo de nuestros padres y, en última instancia, del mismo Creador. Ahora bien, nuestros deseos deben ser purificados en el día a día. El bien más apetecible de todos es ser feliz para siempre.
El deseo es algo innato al ser humano: estamos constantemente deseando cosas. Alguno dirá que no necesita hablar de estos temas, porque ya es «feliz». ¿De verdad esto es así? ¿Dónde está la clave para entender la dinámica de nuestros apetitos?
El Adviento nos llama a estar vigilantes en la fe y en la oración para que sepamos discernir los signos de la venida del Señor. Vaciarnos de nosotros mismos y tener un corazón pobre como San José para poder albergar al Salvador de nuestra historia.

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