7ª Estación: Segunda caída en el camino de la cruz

 

7ªEstación del Vía Crucis. Tercera Semana de Cuaresma

En las estaciones del Vía Crucis tradicional aparecen tres caídas de Jesús en el camino hacia el Calvario. Probablemente fueran muchas más las caídas ante tal situación de dolor, cansancio y agotamiento físico. Sin embargo recogemos el número tres para expresar la totalidad del sufrimiento y el peso de la condena.
En la segunda caída, Jesús, vuelve a ponerse en pie para llegar hasta el final. Es capaz de superar su desfallecimiento desde su íntima relación con Dios, su Padre. Este es el secreto de sus levantadas, el amor del Padre estaba con él como una fuerza generadora que no sólo orientó toda su vida sino que le capacitó para responder en los momentos duros. El peso de la cruz era mucho más que la masa del madero, en ellas estaba el fracaso humano, el pecado y el sin sentido, que Jesús asume en cumplimiento del proyecto de salvación. De ahora en lo adelante las caídas no serán la justificación de una vida arrastrada por los suelos sino el punto cero para ponerse en pie. La salvación es la posibilidad de levantarnos y volver a emprender el camino.


Las caídas son una realidad en el camino de la vida, cada uno de nosotros puede decir los momentos en que se ha encontrado en el suelo de la existencia, desanimado por los avatares o vencido por el cansancio. Situaciones de nuestra historia personal, de nuestras cruces y dificultades provocan que nos vengamos abajo, pero lo más importante es saber levantarnos, encontrar la fuerza para superar nuestra debilidad, reponernos ante el derrumbe. Nadie ha dicho que sea fácil, con Jesús sabemos que es posible.
Conseguir que el amor de Dios vertebre nuestra existencia, que de él se nutra nuestra vida, será el fundamento de donde nazca la fuerza para levantarnos tras las caídas. La confianza de sentirse entre sus manos, nos asegura que pase lo que pase será con Él de nuestro lado. Cada una de las caídas de Jesús es una exhortación a levantarnos en nuestro camino de la cruz y convertirnos. Su Palabra de vida nos alienta: "Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad" (2 Co 12,9)
Podemos levantarnos en Cristo, apoyados en su Palabra, en su presencia sacramental y en la oración de amistad. Veremos transformar nuestra flaqueza en fortaleza por el poder del amor, “sólo el amor convierte en milagro el barro”. Podemos reconocernos en Jesús que cae pero también y mejor aún en el Jesús que se levanta, indicándonos que somos más que nuestras carencias, que sus brazos fueron extendidos para levantarnos.