9ª estación: Jesús cae por tercera vez
Vía Crucis, novena estación: Jesús cae por tercera vez.
Jesús de Nazaret al asumir nuestra condición humana nos hace saber que Dios nos ama con nuestras fortalezas y debilidades. Los seres humanos experimentamos en nuestra vida diversas situaciones que se pueden considerar como caídas; la pérdida de empleo, el dolor ante el fallecimiento de un ser querido, la enfermedad y otras vivencias dolorosas.
Te invito a que recuerdes cuántas veces te has sentido agotado, cansado física y emocionalmente ante las preocupaciones. ¿Cómo has reaccionado ante las caídas que te producen dolor y angustia? ¿Quién ha estado a tu lado cuando te sientes solo o decaído? Ante la situación de tristeza o fracaso nos queda una esperanza, Jesús al igual que nosotros sintió dolor y angustia, para enseñarnos que este tipo de experiencia forma parte del crecimiento humano.
El hombre y la mujer creyente viven las caídas como oportunidad para hacer un alto en la vida y seguir adelante con esperanza. La caída de Jesús no es muestra de fracaso, según la tradición Él se levantó y siguió con la cruz, como signo de que todo lo podemos en Aquel que nos fortalece (Flp.4,13).
Ningún tipo de caídas puede separarnos del amor de Dios. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? (Romanos 8, 35). San Pablo está seguro que nada podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo.
Ante las caídas que podemos vivir es necesario distinguir el mal físico del mal moral. El primero, es consecuencia de nuestra finitud, no estamos libres de males físicos porque nuestra naturaleza tiene límites. En cambio, el mal moral depende del uso que cada persona hace de su libertad.
¿Cuántas veces hemos sido motivo de caídas para otros? Hay que cuidar nuestras relaciones interpersonales, ya que algunas conductas pueden convertirse en piedra de tropiezo en el camino. Esto ocurre cuando juzgamos a otros olvidando que se nos pide “no poner tropiezo o servir de escándalo al hermano” (Rm. 14, 13). Por ello, habrá que evitar ofender a otros con actitudes o gestos de desprecio que pueden ser motivos de caídas para otros.
Jesús al caer nuevamente en el camino, expresa su amor a la humanidad. Los seres humanos caemos, nos equivocamos pero sólo así podremos crecer en humanidad. El justo cae siete veces y se levanta (Pr. 24, 16). Creo que lo importante no son las veces que caigamos sino el aprendizaje que nos queda de nuestra confianza en Dios. Oremos para no caer en la tentación de la indiferencia ante los hombres y mujeres que sufren a causa de la insolidaridad.
Este tiempo de cuaresma es una oportunidad para poner en práctica la expresión bíblica que dice: “Misericordia quiero y no sacrificios” Jesús cae nuevamente por tercera vez, su fuerza física se debilita para hacernos ver que Él está de lado de los débiles, excluidos y olvidados.