El Sermón de Montesino como una esperanza cristiana
Casa de Santa Rosa de Lima, Santiago de los Caballeros, República Dominicana
Para la comunidad de frailes dominicos en La Española, la esperanza era ese caminar como pueblo de Dios, relacionándose con su creador.
La vida del ser humano está marcada por un caminar hacia un futuro, las personas quieren encontrar algo mejor. La historia de la humanidad ha estado caracterizada en algunos momentos por el dolor causado por las guerras, por las conquistas, por la colonización de otras naciones, por la esclavitud de los pueblos; pero también por la alegría, por los logros alcanzados, por la lucha por tener un mundo más justo y esperanzador.
Recordamos en estos días el Sermón de Montesino, justamente en este tiempo de la esperanza, el Adviento. Este hecho marca el comienzo de esa esperanza de ver a los indígenas libres. Para la comunidad de frailes dominicos en La Española, la esperanza era ese caminar como pueblo de Dios, relacionándose con su creador.
Muchas veces en nuestro caminar podemos sentir la sensación de que estamos perdiendo la esperanza. Nos hemos olvidado de mirar hacia nuestro Creador, vemos grandes movimientos que se levantan, grandes ideas que surgen, pero –al parecer– no tienen buenos cimientos pues caen rápidamente o al final cambian su pensamiento. El ser humano necesita esperanza. Jesús es la esperanza del que le sigue, su mensaje es renovador; la fuente del cristianismo está fundamentada en alguien: Jesús.
Las luchas por la dignidad de las personas no son tarea fácil, por tal motivo, los frailes predicadores en la isla de Santo Domingo tienen en cuenta que su lucha no es por beneficio propio, sino por la construcción del Reino de Dios, por llevar una verdadera evangelización. En el sermón de Montesino encontramos una esperanza que no es individual ni mucho menos pasiva, ya que viene de una comunidad que sabe que el Reino de Dios es para toda la humanidad.
La esperanza que se encuentra en el Sermón de Montesino está fundamentada en Jesús.
Por tal motivo, nuestras palabras, gestos y acciones que nacen del encuentro con la otra persona, están enmarcadas en el anuncio de un mundo que esté lleno de esperanza. La esperanza que se encuentra en el Sermón de Montesino está fundamentada en Jesús, en su mensaje liberador. Ese es el tiempo de Adviento: tiempo de espera, donde no debemos perder nunca la esperanza de seguir luchando por un mundo más justo, más solidario, más humano.
En nuestras manos queda el ser profetas, como lo fueron estos hermanos que llegaron a América, denunciaron la injusticia por parte de los explotadores, pero también anunciaron el Reino de Dios, un Reino de esperanza y de amor.