¿Cómo vivimos los frailes dominicos el Adviento?

¿Cómo vivimos los frailes dominicos el Adviento?

Fr. Cristo Manuel Acosta González
Fr. Cristo Manuel Acosta González
Real Convento de Predicadores, Valencia

El Adviento es más que una mera anticipación festiva.

Hace exactamente un año, también compartía mis reflexiones sobre el tiempo litúrgico del Adviento. En esta ocasión, mi intención es abordar el artículo desde una perspectiva ligeramente distinta.

Durante este tiempo de Adviento, los frailes del Convento de Predicadores de Valencia intensificamos nuestra vida de oración, tanto personal como comunitaria. Para un dominico es esencial este período que nos brinda nuestra madre la Iglesia, es más que una mera anticipación festiva; constituye un momento significativo al comienzo del año litúrgico. El Adviento no solo marca la llegada de la Navidad, sino que también representa una oportunidad de profundizar en la esperanza cristiana ante la venida del Señor. Relegar este tiempo a una simple preparación sería perder la riqueza espiritual que implica reflexionar sobre la esperanza y la fe en este periodo especial.

Oracion Comunitaria

Juntos, alabamos, bendecimos y predicamos a Jesucristo.

A lo largo de todo el año, alabamos juntos a Dios con el rezo comunitario del Oficio, Laudes y Vísperas, además de celebrar la Eucaristía diaria y recitar el Santo Rosario. Durante los tiempos de Adviento y Cuaresma, incorporamos también la oración de Completas al rezo común. En el tiempo ordinario, esta oración la realizamos de forma privada. Asimismo, nos esforzamos por fortalecer nuestra vida de oración personal, y cada fraile lo hace a su manera.

Nuestra vida se fundamenta en cuatro pilares que refuerzan nuestro testimonio de vida en el mundo, los cuales nos sirven de guía para este tiempo:

Virgen de Guadalupe Adviento1. Predicar: Los frailes dominicos pertenecemos a la Orden de Predicadores:  ¡existimos para proclamar la Buena Nueva de Jesucristo! Por eso la necesidad durante este tiempo litúrgico fuerte de predicar a Jesucristo que vino en la Navidad, y que viene cada día en los sacramentos y en nuestros prójimos y que vendrá para dar plenitud a la creación de su Padre (son las tres venidas del Señor).

2. Oración y liturgia: No podemos predicar si antes no hemos aprendido a escuchar a Dios en la oración. En la espiritualidad dominicana, buscamos contemplar y transmitir los frutos de la contemplación. Inspirándonos en la Misa, el Oficio Divino y la meditación privada, ofrecemos reflexiones sobre el culto y la vida cristiana de oración desde nuestra experiencia de encuentro con Dios.

3. Estudio: La atención asidua a la Palabra de Dios, por la que estamos capacitados para predicar a Cristo y a través de la cual lo contemplamos, es una parte vital de la vida dominicana, ¡y de nuestra oración! Buscamos contemplar a Dios a través de él. En su dimensión más ascética, el estudio ilumina nuesta lectura creyente de la realidad.

4.  Vida comunitaria: Los frailes vivimos en conventos dominicos por toda España y por el resto del mundo. La vida comunitaria es el rico sustrato en el que se desarrolla nuestra oración, estudio y predicación; nos ayuda a mantener los pies en la tierra y nos inspira a ser hermanos los unos con los otros. Juntos, alabamos, bendecimos y predicamos a Jesucristo.

Para cualquier cristiano, pero más especialmente si cabe aún, para los frailes, es fundamental discernir entre la esperanza y la espera, ya que esta última podría implicar una actitud más pasiva. Aquel que simplemente espera tiende a quedarse inmóvil, aguardando la llegada de lo esperado, procurando que ocurra en el momento adecuado. En cambio, la esperanza cristiana se distingue por su naturaleza activa, impulsándonos a aguardar no solo algo, sino a alguien que está vivo. En este contexto, la esperanza no se limita a la expectativa de eventos, sino que implica una conexión dinámica con la llegada de una persona significativa en nuestras vidas.

El Adviento nos impulsa a reflexionar sobre cómo esperamos estas tres venidas del Señor. Cuando esperamos, somos conscientes de lo que nos falta. Puede aumentar nuestra expectación y nuestro anhelo. Pero la espera también puede generarn decepción y duda. Es posible que aquél a quien esperamos no venga. ¿Por qué tarda tanto? ¿Por qué Dios guarda silencio cuando más lo anhelamos?

Feliz tiempo de Adviento, feliz espera del Redentor, que la Virgen Madre nos acompañe durante estos cuatro domingos.