En busca del espacio público de la religión
Algunos estudiantes hemos viajado el último fin de semana a León para participar en el congreso 'in-ex' de este año, que llevaba por título 'Luz no usada'. Esto merece dos explicaciones por los dos nombres. Congreso 'in-ex' significa un evento organizado por frailes dominicos que son y frailes dominicos que fueron. A primera vista, puede parecer que no es muy lógico enviar a los estudiantes a un sitio de 'vocaciones fracasadas', por llamarlo de alguna manera. Pero no es tan sencillo. Por ejemplo, en las Constituciones de nuestra Orden se pide que se trate con misericordia a quienes fueron nuestros hermanos y no lo son. Por otro lado, esa gente que un día fue dominica nos puede servir como doble modelo. A un nivel general, modelo de vida, de laicos que viven el espíritu de Santo Domingo y tienen un gran amor a la Orden. Por otro lado, es cierto que no podemos cerrarnos a la realidad y debemos ver que es posible que a nosotros nos pase, que si la vocación no se renueva cada día se puede perder; y ese es un paso para el que normalmente no hay vuelta atrás. Es un plano muy personal que nos (me) recuerda la fragilidad del ser humano.
Lo otro que hay que explicar es lo de 'Luz no usada'. Es toda una declaración de intenciones respecto al tema del congreso, que es el espacio público de la religión. ¿Puede la religión participar en el debate público? ¿Hasta qué punto? Desde el Concilio Vaticano II se produjo un cambio radical en la manera de relacionarse entre Iglesia y Estado que ha puesto en cuestión todos los pilares del rol político de la Iglesia. ¿Qué podemos y debemos hacer ante esto? ¿Sirve para algo la religión?
Este artículo no pretende ser una crónica del congreso, sólo plantear y comentar cuatro de las ideas que me han resultado interesantes en estos diálogos.
- Debería enseñarse política en las facultades de Teología: Quien afirmaba esto era Carlos García de Andoín, militante del PSOE y en concreto de un grupo marginal en este partido, 'Cristianos por el socialismo'. García de Andoín fue asesor de María Teresa Fernández de la Vega cuando ella era vicepresidenta del Gobierno. Personalmente, creo que un futuro sacerdote debería saber de ello, pues muy probablemente tendrá que saber si en algún momento de su vida merece la pena dar un paso al frente en algún movimiento social. El problema está en cuál sería el programa de la hipotética asignatura.
- Faltan profetas en la Iglesia: La afirmación vino de José María Gil Tamayo, portavoz de la Conferencia Episcopal Española. Podría discutirse mucho. Yo no sé si faltan profetas en la Iglesia, pero sí sé que no se les oye lo que debería. Al día siguiente, fray Juan Antonio Terrón respondió (ausente el afirmante) que esa queja llegaba un poco tarde, que muchos que habían sido profetas ya no lo eran porque no les habían dejado. Pero remarcó que todos estamos llamados a ser profetas.
- La Iglesia ha llegado tarde a la crisis. Esta idea la lanzó el economista Atilano Pena. Por suerte, hay un 'pero': aún está a tiempo de llegar a dar la cara frente a las desigualdades generadas por la crisis. La pregunta que flotaba en el ambiente era la siguiente: ¿dónde estaban los obispos cuando salían detrás de ciertas pancartas pero no de las pancartas que pedían igualdad social?
- La Iglesia ya no genera arte de calidad. Este hecho lo recordó fray Antonio Praena, que ganó el Premio Nacional de Poesía en 2011. ¿Qué ha pasado con la Iglesia que ha dejado de ser el agente artístico que antaño fue? ¿Qué nos ha pasado que nos hemos quedado en la imaginería barroca? Sería injusto omitir que Praena recordó que existen “honrosas excepciones”. Fue el momento en el que me acordé que Le Corbusier diseñó un convento para los dominicos cerca de Lyon, por ejemplo; y, cómo no, de Gaudí. Pero es indudable que en comparación con siglos anteriores, el arte religioso ha decaído muchísimo, y que todo lo que sea perder en belleza es perder oportunidades para llegar a Dios.
Me parecen pistas importantes para ayudar a la Iglesia a definir su aspecto en este mundo. Aspectos de escucha, de aporte, donde lo ético juega un papel crucial, pero también el compromiso. Donde hay que andar con mucha, muchísima humildad, desechando todo abismo de corazón soberbio por tener la gracia divina. Es gracia, gratis la recibimos, ningún mérito hicimos para ella. Quizá siendo conscientes de lo necesario de la humildad, que tiene que ver mucho con la palabra 'humus', lo que alimenta la tierra, podamos abarcar mucha más de esa 'Luz no usada'.