Segundo Modo de Orar

Fr. Ángel Luis Fariña Pérez
Fr. Ángel Luis Fariña Pérez
Convento Virgen de Atocha, Madrid

 

SEGUNDO MODO DE ORAR

En este modo de oración podemos interpretar la postura de Santo Domingo postrado en el suelo, como la reacción del hijo menor en la parábola del del hijo pródigo. El reconocerse culpable, egoísta y pedir perdón lleva a ser acogido; nos muestra una maravillosa historia de amor de padre frente a egoísmos y rencores de hijos. Santo Domingo se postra con la cara en el suelo, porque desea mantenerse en la honradez e integridad; porque no quiere imitar la conducta de los corruptos. En definitiva, Santo Domingo con esta forma de orar manifiesta que se siente y se reconoce pecador; a la vez que se identifica y solidariza con los pecadores. 

Pero esto puede hacer surgir una cuestión: ¿Por qué se siente tan pecador? En las biografías escritas sobre nuestro padre podemos encontrar que en confesión, ya al final de su vida, manifestó que había conservado el candor de la infancia. Santo Domingo se siente así porque son los santos los que más experimentan sus faltas, aunque sean insignificantes, ya que se dan cuenta del amor inconmensurable de Dios por la humanidad. Sentirse culpable no es algo inventado por los creyentes; se trata de una experiencia universal que vive todo ser humano, como nos recuerda la filosofía moderna (Kant, Heiddegger, Ricoeur). Todos nos sentimos llamados a hacer el bien, pero una y otra vez, hacemos lo contrario. Es una experiencia de pasividad, y el efecto más visible es que el hombre se siente víctima precisamente por ser culpable.

Me resulta un tanto criticable que a día de hoy bastantes cristianos no acojan con gozo al Dios del perdón y de la gracia. Me da la impresión de que a veces estos cristianos no terminan de aceptar, o no quieren comprender que el único interés de Dios es evitar el mal a la humanidad, pues el pecado es un mal para el ser humano, no para Dios. Ya Santo Tomás de Aquino explicaba esto en la Suma Contra Gentiles: “Dios es ofendido por nosotros solo porque obramos contra nuestro propio bien”.

Santo Domingo con este modo de orar, quiere trasmitir que en ese Dios ante el que se postra no hay egoísmo ni resentimiento; que solo cabe ofrecimiento de perdón y de ayuda para ser cada vez más humanos. Porque saber y compartir los errores de cada uno y los del mundo, es implorar a Dios.

 (Dibujos de Fr. Félix Hernández OP)