Camino de Emaús – III dom. de Pascua
El Evangelio de este domingo nos narra la aparición de Jesús a los discípulos de Emaús. Paradójicamente, es una narración motivadora que podemos utilizar como paradigma en el transcurso de nuestra misión sobre la construcción del Reino de Dios. Y es que, en un principio los caminantes no reconocían a Jesús. Estaban ciegos, al no darse cuenta que Jesús iba con ellos. Habían perdido la ilusión y la esperanza. Lamentablemente, cuando se pierde la esperanza, se pierde también la visión de realidad que está junto a ellos. No soportaron el fracaso de Jesús. Con estas y otras características, dudo que pueda ser de motivación e ilusión para la predicación del Evangelio.
Pero si hacemos una lectura desde otro ángulo, encontramos elementos de reconocimiento, solidaridad, júbilo y testimonio. Elementos que nos ayudan a llevar una predicación testimonial a las familias que están pasando por momentos difíciles. Este relato hoy más que nunca, nos invita a no rendirnos, a no perder la esperanza, a no tener miedo. Nos motiva a continuar siendo una Iglesia en el hogar, y desde el hogar transmitir las enseñanzas que favorecen la realización del Reino de Dios: un reino donde la dignidad de las personas es una prioridad; donde podamos testimoniar a Cristo resucitado con mi forma de vivir, con mi forma de transmitir el mensaje del Resucitado en mi entorno.
¡Que Dios nos bendiga siempre!