Nuestro corazón, templo de Dios - III Domingo de Cuaresma

Fr. Cecilio Arturo Molina Ramos
Fr. Cecilio Arturo Molina Ramos
Real Convento de Predicadores, Valencia

Seguimos nuestro recorrido y nos encontramos ahora en el tercer domingo de cuaresma, tiempo de reflexión, silencio interior y sobre todo recordar no con tristeza sino con amor, la entrega de Jesús por la salvación y la redención del género humano, un acto de amor.

Hoy vemos a un Jesús muy diferente a otros momentos, podemos decir que estaba muy enojado por lo que pasaba en el templo. Podemos reconocer dos tipos de templos, uno físico y otro el templo de nuestro corazón. Muchas veces nuestras iglesias se convierten en sitios o lugares de negocios, nos vamos olvidando de lo espiritual y nos importa más lo físico, nos convertimos en mercaderes de la religión. En muchas de nuestras iglesias se siguen generando mucho dinero, dinero que no se va a donde se tiene que ir, a las personas que verdaderamente lo necesitan, ¿Por qué nosotros muchas veces tenemos más de lo que verdaderamente necesitamos? ¿Por qué en vez de vivir como religiosos vivimos como príncipes?

Este mundo lo hemos convertido en un mercado donde todo se compra y se vende. Vivimos en una sociedad donde lo que más importa es lo externo, lo que más produzca, vivimos en un sistema cada día más capitalista salvaje. Pero la compra y vente es algo muy antiguo, el ser humano muchas veces quiere comprar su relación con Dios o su salvación. Pero la religión no debe de con vértice en una negociadora. Dios no se compra ni se vende, Dios se nos ha dado gratis, a través de su hijo en el amor.

¿Y como está el templo de nuestro corazón? Debemos de estar atento a las claves salvadoras de Jesús y cuidar de nuestro corazón. Debemos sacar todas esas cosas negativas que se han anidado en él. Limpiar nuestro templo no es tarea fácil, pero contamos con las ayudas de Dios y de nuestros hermanos. Este tiempo de cuaresma es muy bueno para hacer esa dinámica de limpieza y de reconocer esas cosas negativas que tenemos como ser humano y alimentar las cosas positivas que también tenemos, las cuales son muchas. Dios quiere morar en nuestros corazones y por eso nos ayuda a limpiarlo, quiere que nosotros también ayudemos a otros hermanos, esa es la dinámica que debemos de practicar. En nosotros está el ser agradecidos por lo que nos regala y compartirlo con los que nos rodean. En nosotros está el amarle como él nos ama. En nosotros está el reconocer como Padre al que tanto nos ama.