Que lo imposible sea hecho

Fr. Vicente Niño Orti
Fr. Vicente Niño Orti
Convento de Santo Tomás de Aquino (El Olivar), Madrid

Pentecostés: La Venida del Espíritu Santo 

Hay momentos en la vida que no queda más remedio que dar un salto al vacío. Llega un momento en que hay que arriesgarse, no puede uno pasarse toda la vida dándole vueltas a las cosas, pensando, miedoso, atemorizado, encerrado por miedo a lo que puede pasar, a lo que se puede perder, al fracaso…


Y tengo la convicción de que la experiencia de la Venida del Espíritu Santo tiene mucho que ver con ésto. El Espíritu viene para que lo imposible pueda ser hecho, para que los miedos se venzan y puedan enfrentarse las mayores aventuras posibles. El Espíritu da la fuerza y la luz para ver las cosas desde otra perspectiva, para ser capaz de mirar de otro modo y donde antes sólo se veía temor o miedo, pueda verse posibilidades, aventura, pasión, vida… una vida más allá de todos los sueños…


El Espíritu que se ha derramado sobre los hombres y mujeres es el mismo Espíritu que une al Padre y al Hijo en una única Trinidad de Amor… es el que nos permite amar con más intensidad, el que nos permite hablar idiomas que nunca pensamos conocer, es el que nos hace ser capaces de vivir de maneras que antes no pensamos ser capaces o no sabíamos siquiera que existían…


El Espíritu viene en nuestra ayuda para poder comprender, para poder avanzar, crecer, madurar, es quien ora y reza con nosotros, es quien nos sostiene cuando dudamos, nos alumbra para descubrir cuál es nuestro camino, nuestra misión, nuestro por qué. El Espíritu es la presencia constante, amorosa, tierna, exigente, cariñosa de Dios entre los hombres… es la manera en que Jesucristo sigue entre nosotros, es la forma como el Padre nos guía… es Dios que nos vivifica por dentro…


El Espíritu es el motor de la vida de todo cristiano, es el que realmente vive en nosotros, el que nos hace reconocer a Dios y a su hijo, es el que nos hace conocernos a nosotros mismos, el que guía y hace que podamos entendernos, es el que nos une en una inmensa familia humana, el que nos abrasa por dentro en pasión y voluntad por vivir y por amar, por buscar a Dios, por ir a los demás hermanos a contarles que la vida tiene más sentido si se vive con Dios…


El Espíritu es el último responsable de una vocación, es quien despierta por dentro esa inquietud, quien la aviva, quien la nutre, quien la sostiene, quien ayuda a responderla… es quien permite dar los saltos al vacío, quien asegura que no te caerás, quien colabora en vencer los miedos, quien nos llena de sueños y amores el corazón… y es así porque el Espíritu es la fuerza de la misión que construye la Iglesia…

Pero lo mejor de todo es que ese Espíritu ya llegó, ya vino, ya está actuando así en nuestros corazones, tan sólo hay que dejarle ser quien es y hacer lo que hace, sólo hay que arriesgarse a vivir… sólo hay que atreverse a hacer posible lo imposible...