San Pío V: el Papa Dominico

San Pío V: el Papa Dominico

Fr. Alejandro López Ribao
Fr. Alejandro López Ribao
Convento de San Vicente Ferrer, Valencia


San Pío V es uno de los Papas más importantes de la Edad Moderna en la historia de la Iglesia y muy poca gente sabe que fue dominico. Su influencia ha llegado en muchos aspectos hasta nuestros días y quizás una de las cosas más curiosas que aún nos recuerdan su pontificado sea el ver al Santo Padre vestir los colores del hábito de la Orden de Predicadores que éste gran pontífice se negó a abandonar: el blanco.

San Pío V nació a comienzos del siglo XVI en Bosco Marengo, una población de la provincia del Piamonte, en Italia. Su nombre de pila fue Antonio Michele Ghiselieri. Con 14 años entró en los dominicos y dedicó gran parte de este primer momento de su vida al estudio y a la enseñanza de la teología en Pavía. Si hay una virtud que se puede destacar de este gran personaje es su coherencia y su responsabilidad. Como dominico busca ser coherente con sus votos defendiendo a la Iglesia de cualquier error teológico y moral. Es por ello que ocupará cargos de la máxima importancia en la curia romana vinculados a la Inquisición. Pero es a partir de su elección como Sumo Pontífice en el 1566 cuando la energía de este ya anciano fraile va a dar unos frutos inesperados.

Como ya hemos dicho San Pío V fue un Papa consecuente y coherente y esto se tradujo en su momento en que fue el encargado de llevar a cabo toda la obra que el Concilio de Trento, recién finalizado, había legislado para la Iglesia. Así vemos que se preocupa de reformar la curia romana reduciendo sus costes, apuesta por la formación del clero impulsando la fundación de seminarios y pidiendo que en ellos se estudiase la Suma de Teología de Santo Tomás de Aquino. Pero además aplica toda la obra teológica del Concilio mediante un Catecismo Romano (1566) que fue el oficial hasta que lo sustituyó el actual, y un nuevo culto público con la edición del nuevo Breviario (1568) y un renovado Misal (1570).

Como podemos observar dedicó su vida a fundamentar las bases de la Iglesia para toda la Edad Moderna y todo ello sin abandonar nunca su espíritu humilde de fraile predicador. Igual que nunca abandonó el color de sus ropas (los Papas hasta él habían vestido de púrpura como los cardenales) nunca olvidó sus costumbres humildes y nunca se olvidó de sus hermanos de religión, siendo él, el que proclamó a Santo Tomás de Aquino Doctor de la Iglesia y propagó el culto de la Virgen del Rosario tras la batalla de Lepanto en 1571. Y todo esto sin perder el buen carácter y el trato sencillo tal y como apuntan sus coetáneos.

Apuesta por la formación del clero impulsando la fundación de seminarios y el estudio de Santo Tomás de Aquino.

San Pío V continua siendo para todos un modelo de fraile dominico porque continua siendo un modelo de cristiano fiel y entregado a la causa de la construcción del Reino de Dios. Su coherencia vital, su conciencia de situarse como continuador de una obra eclesial de primer orden como fue el Concilio de Trento y su valentía para aplicarla, nos hablan de la fuerza de la convicción, la humildad y de la lucha por la verdad. Él fue el tercero de los cuatro Papas que la Orden de Predicadores ha dado a la Iglesia (los otros serán los beatos Inocencio V y Benedicto XI y ya casi dos siglos después Benedicto XIII) y sigue siendo una referencia a la hora de entender el Papado y de la historia de la Iglesia. Muere en Roma en el 1 de Mayo de 1572 y es canonizado el 22 de Mayo de 1712 por Clemente XI.