

La escuela de Santo Domingo de Guzmán me abrió grandes horizontes para la acción. Me lanzó a viajar por muchos lugares, a entrevistarme con personas con grandes responsabilidades políticas y eclesiales, a escribir cartas denunciando y amando
Me pareció que lo definía como dominico. Era el lema de la Orden de Predicadores desde antiguo: la verdad.
Los paralelismos entre Vicente y Domingo son grandes. La predicación itinerante de la verdad frente al error es el denominador común
La Resurrección de Cristo es el punto central de la Historia, desde ahora, en el devenir de la Humanidad: es posible la esperanza.
Ante la variedad de escenas en la Pasión, un denominador común: el deseo que hay en el corazón humano por la búsqueda de la Verdad y cómo nos vamos posicionando frente a Jesús.
El encuentro del ciego con el Maestro, transformó su vida y le convierte en un testigo de su Luz, que no duda en predicar.
Hoy muchas personas necesitan palabras de esperanza, palabras que dan vida:Dios y su Palabra nos brindan la oportunidad de crear espacios de esperanza vital.
Jesús en el desierto nos lanza el grito de confiar en aquello(s) que amamos y entregarnos a lo(s) que amamos.
Que en este tiempo de Cuaresma que empezamos nos preguntemos lo mismo que aquel maestro: ¿Sabéis cómo medir cuando empieza el día? Cuando al mirar el rostro de un hombre cualquiera, ves que es tu hermano.
La experiencia como fraile dominico ha sobrepasado, y con creces, todas mis expectativas: no hay nada mejor que sentirte acogido y querido por Dios en los hermanos.