Artículos de Fr. Dailos José Melo González
Año tras año celebramos con tanta felicidad el misterio de la Resurrección: Cristo vivo y resucitado está presente en medio de nosotros.
La Cuaresma es un tiempo privilegiado para la reconciliación con Dios y con los hermanos: de cambiar, de romper nuestras perezas, de salir de nosotros mismos, de renovarnos, de volver a lo que nos hace realmente felices
Este domingo Jesús quiere recordarnos en el evangelio que debemos orar siempre sin desanimarnos. ¿Cómo Dios, que es nuestro creador, que es un padre compasivo, que nos ha dado la vida, no va a escucharnos y atender nuestras súplicas?
"El odio, la venganza y el rechazo son incompatibles con la felicidad: nos vuelven inhumanos y van en contra de la paz. Por eso Jesús nos pide que busquemos el bien de los demás..."
Hoy en día, igual que siempre, se necesitan testigos que hablen de Jesús resucitado. Y que hablen de Él, no de una manera teórica, sino desde la experiencia personal que se tiene de Él.
Esta Navidad, la Palabra, Jesucristo, quiere nacer en nuestro corazón y llenar nuestra vida de sentido y felicidad. ¿Estás dispuesto para acogerlo diciendo “sí” a Dios como hizo María?
Si nos fijamos en cómo la mujer siente necesidad de ir a hablar de Jesús a los demás, quizás Jesús te llame a ti ¿Te animas a hacerlo como dominic@?
La resurrección no es solo un simple revivir, sino que es un nacer a la vida a la que siempre hemos aspirado
El Señor quiere que nos convirtamos a Él. Quiere encontrarse con nosotros. Quiere que le sigamos, e insiste tanto en ello porque nos ama y quiere nuestro bien.
Si tenemos fe en Dios, lo que pidamos, si es para nuestro bien, se nos concederá. El ciego no recobra solo la vista, sino que se convierte en un verdadero seguidor de Jesús, pues como nos dice el evangelio: “lo siguió por el camino”.
Lo que se celebra hay que vivirlo para que no se quede en ritos vacíos.
Parecernos cada vez más a Jesús y que su Palabra se haga vida en nosotros. Solo así podremos después predicar con las palabras y ser creíbles.
La experiencia como fraile dominico ha sobrepasado, y con creces, todas mis expectativas: no hay nada mejor que sentirte acogido y querido por Dios en los hermanos.