

"El hombre se hace verdadero, se convierte en sí mismo, si llega a ser conforme a Dios; entonces alcanza su verdadera naturaleza. Por consiguiente, el reino de Dios está dentro de nosotros, en nuestros labios y nuestro corazón, cuando cumplimos la voluntad de
"Los valores, la amistad, el amor, la propia vida, la felicidad… ninguna de estas cosas puede ser vendida, y menos rebajada. Creer que podemos comprarlo todo es vivir en una falacia existencial que crea vacío y provoca soledad".
"Este pasaje, colocado casi al final del tiempo ordinario, se refiere al momento definitivo, al final de los tiempos, cuando se cumplirá la promesa de la recapitulación definitiva de las cosas en Cristo".
«¿Me vas a dejar solo?»: muchos de vosotros pensaréis que es una mera pregunta trivial. Sin embargo, esta fue la pregunta que me enganchó a los encuentros dominicanos.
"El evangelio de este domingo nos muestra dos enseñanzas de Jesús con un contraste increíblemente fuerte: la primera nos advierte sobre la falsa religiosidad, y la segunda sobre un gesto, humilde y casi desapercibido, que nos debe llevar a vivir auténticamente
"Descubrimos en Martín un humilde fraile mulato que transformaba cada minuto de su vida, cada acto de su día a día en un acto extraordinario de amor a Dios y al prójimo. Dios dio al humilde Martín el don de «hacer las cosas ordinarias de manera extraordinaria»
Amar a Dios y amar a mi prójimo son dos acciones que no pueden ir separadas: si amo verdaderamente a Dios amo también a mi hermano. El amor es uno de los mayores signos que nos presenta Jesús en su mensaje.
"es todavía mejor cuando reflexionamos sobre el valor de la vida, apreciamos el valor de los seres queridos y, más aún, imitamos las virtudes de quienes viven dentro de nosotros con sus enseñanzas y vida compartida".
"Bartimeo abandona su manto, su cayado, donde hasta entonces se sostenían su vida y sus proyectos, y decide seguir a Jesús, fuente de vida y esperanza".
"La Iglesia es Mater et Magistra, es decir, Madre y Maestra; por tanto, ella se pone a escuchar a sus hijos. Esa escucha es doble: a los fieles y a Dios, pues Él nos está hablando a nosotros y en nosotros en este momento concreto de la historia, y nos dirige u