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La Familia Dominicana tiene que insistir a tiempo y a destiempo en la predicación de la gracia, para urgir esas prácticas de justicia y misericordia, para sacar al cristianismo de tanto pesimismo, de tanto voluntarismo, de tanto moralismo…
La mejor satisfacción es vencer a aquél que nos tienta. Es saber que, nuestra conciencia está tranquila y en paz, pues no viviremos sólo el momento de la codicia o de la vanidad, sino que nuestra gratitud será el haber rechazado aquello que posteriormente será
El carisma dominicano, “es completamente compatible con la vida laical”. Somos hombres y mujeres que siendo casados o solteros, desde nuestros propios espacios de vida y acción, contemplamos y buscamos dar a los demás de lo contemplado.
Si nos consideramos y nos pensamos cristianos, debemos tener unas actitudes determinadas. Estas actitudes son todas derivadas del lugar donde tenemos el corazón. Relativizar asuntos como el dinero, la comida, el poder, etc. son fruto de la experiencia fontal d
Los laicos, estamos involucrados en la orden y procuramos trabajar en familia, orar en familia y predicar en familia. Estamos convencidos que juntos, trabajando al unísono con las otras ramas, podremos empujar el carro de nuestra misión más efectivamente.
El camino del seguimiento de Jesús, lo debemos hacer con plena integridad, transparentando la condición de hijos de Dios. Nuestro corazón no puede temblar cuando ante nosotros se decide la vida o la muerte. En todo momento optamos por la vida en Dios.

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