Hoy día, para ocupar cualquier puesto en la sociedad, para ser médico, conductor de autobuses, abogado, bedel de la universidad te hacen un examen. A todo el que se encuentra con Jesús, él también nos hace un examen, con una única pregunta: “Pedro ¿me amas?”.
Las heridas de Jesús están sanadas por el amor del Padre que lo resucitó.
Jesús se muestra lleno de vida, obligándoles a salir de su desconcierto e incredulidad.
«acompañando» a Jesús con nuestros ramos y palmas, afirmamos que creemos en él.
Inicié un camino, una búsqueda de respuestas, poniéndome a la escucha de lo que Dios me sugería, y por este motivo acudí a los dominicos.
Como Jesús, hemos de ser capaces de perdonar, de no vivir una vida basada en juicios y condenas
La gracia, por nuestra parte, nunca nos va a faltar si la pedimos con humildad.
El perdón de Dios debe convertirnos en personas capaces de perdonar y de descubrir la misericordia de Dios
Lo revolucionario es el perdón. Porque subvierte el orden de la rectitud introduciendo en este mundo el orden de la misericordia. Porque muestra la grandeza de los que son tenidos por débiles para el mundo, los que han sido humillados y olvidan, sin embargo, y
El Señor quiere que nos convirtamos a Él. Quiere encontrarse con nosotros. Quiere que le sigamos, e insiste tanto en ello porque nos ama y quiere nuestro bien.
