

"La contemplación es para la familia de santo Domingo ver la realidad desde la experiencia de Dios, enriquecida por el estudio: el corazón de toda su actividad apostólica, la fuente de la predicación".
"Al reconocernos hijos de un mismo Padre, se posibilita ver a los demás como hermanos, yendo por encima de relaciones de indiferencia o utilitarismo, y por encima de las dinámicas de venganza y odio".
Ante cualquier situación de vida, Jesús nos enseña a mirar con ojos de amor. Pero no cualquier amor, sino el amor del Evangelio, aquel que es capaz de morir crucificado y sobreponerse a la derrota del sepulcro.
Jesús no hablaba de sí mismo, no hacía discursos de autodefensa. El centro de su vida y su misión eran su especial relación con el Padre y el anuncio del Reino de Dios. Jesús conoce nuestras vidas incluso mejor que nosotros mismos, y nos acepta y ama.
Estas mujeres, que tienen el privilegio de ser portadoras de vida, que ríen y lloran con los logros y caídas, aciertos y desaciertos de sus hijos, merecen nuestro total respeto, amor y admiración.
"Es una misión de cada uno de nosotros ser portadores de esa paz verdadera, llevar el mensaje de unidad entre todos. «Todos somos árboles de amor, y sin ser regados por el amor, no podemos vivir, porque Dios nos ha creado por amor» (santa Catalina)".
Como una guitarra que se afina y se templa para que el intérprete ejecute una buena pieza, así siento que la vida de comunidad (...) han ido afinando y templando mi corazón en una entrega a Jesús y su Reino, al modo de Domingo.
Este envío de misión significa una «democratización» del Resucitado: no quedarse callados y aferrados a lo que han visto y recibido, sino ser testigos para todo el mundo.
"Afirmar que la vida no tiene sentido es como afirmar que hemos venido a la vida por puro azar, que la vida es un absurdo y una pura broma sin sentido".
"El Maestro está nuevamente con nosotros, nuestra esperanza debe fortalecerse en él; pero eso nos exige ayudar al que sufre, al que aún sigue siendo marginado".