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Puede que el miedo a avanzar y a asumir las consecuencias del camino de la cruz nos paralice y por ello pidamos, como Pedro, hacer “tres tiendas” y quedarnos en lo aparentemente bueno sin enfrentar la realidad.
Nos preocupamos mucho del silencio exterior, ese delos ruidos externos, o el de no parar de hablar, pero ¿y el silencio interior? Ese dedejar de pensar y pensar, de maquinar, de preocuparnos o de estarcontantemente calculando en nuestra mente la estrateg

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