

El amaos unos a otros implica, entre otras cosas, gestionar obras que vayan en favor de la dignidad humana.
La formación en la vida dominicana es un camino que tiene distintos protagonistas, todos necesarios. El más importante es Dios mismo, que llama al estudiante a una vida y misión de predicador al estilo de Domingo.
Toda nuestra vida tiene sentido porque Dios nos amó por primero, nuestra historia es la historia de amor de Dios por nosotros. Amar es el acto humano que más nos asemeja a Dios.
El descubrimiento de la propia vocación como un servicio a los demás, como un modo de contribuir a su felicidad y a que otros descubran la belleza del Evangelio y su fuerza salvadora.
Hoy en día, igual que siempre, se necesitan testigos que hablen de Jesús resucitado. Y que hablen de Él, no de una manera teórica, sino desde la experiencia personal que se tiene de Él.
Toda la vida predicadora de San Vicente parte del encuentro personal con Jesucristo, y de una fe profunda en Dios, que le incitará a predicar, no por propia iniciativa, ni para gloriarse de su persona o retórica
El cristiano debe ser portador de paz y perdón en medio de un mundo herido por la guerra y el rencor.
Solo quien verdaderamente dudó o mismo negó alguna vez su fe puede creer con todas las fuerzas, sin temer. Con Pedro fue así. El anuncia que todo lo que ha hecho y enseñado Jesús, desde el bautismo en el río Jordán hasta la ascensión, es anuncio de salvación.
El fraile predicador porque está en el mundo y ama al mundo, comprende la necesidad de una vida interior para hablar con Dios de los demás y a los demás hablar de Dios.
El fruto de la Pasión es como fuente de la pasión, donde se mira cada momento de la pasión es como un pozo que conecta la fuente de la vida.