

Qué largo camino, y cuán doloroso y singular, el de la vocación cristiana y misionera de Pablo hasta hacer de su vivir un ‘vivir para Dios’, un ‘vivir en Cristo y con Cristo’, despreciando cualquier otro valor que se presentara como tentación del maligno.
Responder a la vocación, intentar discernir lo que se nos regala en ella, exige, como condición imprescindible para no errar, crecer en esta confianza, alimentarla, vivirla de un modo cada vez más hondo. En parte no pequeña, la vocación es cuestión de confianz
Con el paso del tiempo he ido comprendiendo que el protagonista de esta historia no soy yo, que no soy el centro. Dios lo es, que no soy más que un medio e instrumento del cual se sirve Dios para llegar a los hombres y mujeres de hoy; y saber esto, a mí me ba
La predicación del Reino, como Jesús enseñó, tiene muchos caminos. El de la Orden de Predicadores, el de ser fraile dominico, es uno de ellos, de los más apasionantes, pero también de los más exigentes. Responder a la llamada de la vocación es precisamente éso
Valiéndose de la regla evangélica del diálogo y, como el santo Maestro Domingo, se convirtió en pregonero y testigo preclaro del Evangelio.
Me parece que si volviera a nacer escogería las mismas respuestas a la vocación de predicador dominico.
"Lejos de mí que yo sea enterrado en otro lugar que bajo los pies de mis frailes. Llevadme fuera para que yo muera en aquella viña y podáis sepultarme en nuestra iglesia”.
La entrega a la predicación, dirigidos a sacerdotes y religiosas, misiones populares, cuaresmas, novenarios, fueron los principales modos de evangelización que desarrolló hasta el fin de la vida.
Nuestra vida de frailes predicadores es experimentar a Dios como amor, e imitarlo amando como Él ama.
Hablar de la madre de Jesús como protectora de la Orden, es decir nada más y nada menos que ella es nuestro ejemplo de contemplación del misterio de la Encarnación.