

Donde coinciden la esencia de lo divino y la esencia de lo humano es en la realidad fecunda e inagotable del amor. La forma humana de aproximarse a Dios, de crecer en convivencia con él, es amar.
El Espíritu llega a nosotros desde lo hondo del ser, y se acomoda totalmente a la manera de cómo somos cada uno sin mirar si somos esto o aquello; si somos así, o de otra forma.
Para asumir la vida en comunidad, no sólo se requiere la identidad cristiana, sino también la madurez personal,pues a veces toca lidiar con la frustración para llegar a la riqueza de la comunidad.
La Orden de Predicadores celebra el 24 de Mayo la Fiesta de la Traslación de Santo Domingo de Guzmán, nuestro Padre fundador. Esta fiesta conmemora al cambio de sepulcro de donde fue primitivamente sepultado, a las afueras de Bolonia, hasta un nuevo féretro en
Seguir el camino dominicano es comprometerme a manifestar con mi vida que otro mundo es posible, que hay una alternativa.
El Beato Fray Jacinto Mª. Cormier (1832-1916), francés de origen, entró en la Orden siendo ya sacerdote y desarrolló diversos cometidos importantes: secretario del Maestro, formador de novicios, prior conventual, provincial y Maestro de la Orden (1904-1916).
El dia 10 de mayo la Orden celebra a San Antonino de Florencia, un santo quizás no demasiado conocido pero con una vida apasionante. En medio de un mundo en cambio fue consejero prudente, padre de pobres y cabeza de las reformas en su tiempo.
El relato de los discípulos de Emaús es, para Lucas, una catequesis de la experiencia de resurrección. Es un relato que engendra un texto sagrado para la comunidad, es como si fuera una eucaristía en camino.
La Orden de Predicadores celebra la fiesta de este santo tan importante en nuestra historia el día 5 de Mayo, pese a que el resto de la Iglesia Universal lo celebra el 5 de Abril, y es que ese día de abril cae siempre en cuaresma o incluso en Semana Santa, por
El triunfo de Cristo es suyo pero también nuestro, del mismo modo que la confesión de Santo Tomas es suya pero también muy nuestra, con la victoria de Cristo resucitamos todos, en la confesión de Tomas le confesamos a Él como nuestro Dios y Señor.